viernes, 18 de diciembre de 2020

La importancia del control interno


El sistema control interno de cualquier organización sin importar su perfil muestra un papel fundamental en la administración de sus riesgos significativos, que pueden afectar la consecución de sus objetivos estratégicos y sus metas tácticas u operacionales. Un adecuado sistema de control interno aporta una seguridad razonable de la salvaguarda de la inversión de los dueños de la institución, así como de los activos de esta.

Este sistema permite la efectividad y eficiencia de las actividades relevante de la empresa. Adicionalmente aporta la necesaria confiabilidad de la información que se presenta en los reportes tanto internos como externos de la organización. Además permite fortalecer el cumplimiento de las leyes, regulaciones y normas que afectan a la institución.

El adecuado registro, control y mantenimiento de los registros contables y financieros son fundamentales para la transparencia del negocio. En este sentido el control interno tanto contable, administrativo y financiero juegan un papel preponderante. En tal sentido, un apropiado sistema de control minimiza la innecesaria exposición de los riesgos financieros. Permite además, gestionar en todo momento información financiera confiable para la toma de decisiones, lo cual es un factor clave en el proceso de gestión estratégica de la organización. Asimismo, reduce los incentivos para cometer fraudes a personas inescrupulosas debido a que dificulta la oportunidad para que ello ocurra. En caso de suceder ese daño el mismo sistema de control facilita su posibilidad de detección oportuna. Todo esto permite salvaguardar los activos de la organización.

El diseño de un eficiente sistema de control interno depende de los tipos de riesgos a los cuales se enfrente la organización. Por tanto, la conformación de un sistema de control interno nunca podrá ser una acción genérica en la cual se tomen modelo de otras instituciones para ser encajada en la empresa sin la debida adaptación a su propia realidad. Entonces, un sólido sistema de control interno se debe ajustar a la naturaleza y características de los riesgos del ente, previo análisis y comprensión de los mismos. Es importante tener presente que los riesgos puede cambiar de manera frecuente, así como evoluciona la propia organización y el entorno en la que se desenvuelve. Esto implica que un sistema de control interno debe ser revisado de forma periódica para que el mismo mantenga su utilidad y pertinencia a lo largo del tiempo.

Las empresas con fines de lucro tienen como objetivo, además de atender las necesidades del mercado, lograr resultados financieros favorables que se traduzcan en utilidades sustentables. Dicho logro es el resultado de una gestión de riesgo exitosa que le permita minimizar los mismos. Para ello el sistema de control interno es una herramienta fundamental. Siendo así, se puede señalar que el propósito del mencionado sistema es apoyar a la administración a manejar y controlar de una manera adecuada los riesgos del negocio, llevándolos a niveles aceptables. Se debe tener en cuenta que la existencia de riesgos de cualquier tipo coloca en peligro los objetivos de la institución.

El control interno no tiene sentido visto como una simple actividad de seguimiento y comprobación de las distintas actividades administrativas que se ejecutan habitualmente en una organización. Debe ser entendido como un sistema que interrelaciones los diversos componentes de la estructura organizacional. El sistema de control interno debe integrar los planes, métodos, principios, normas y procedimientos, asociados con diversos mecanismos de verificación y evaluación, que permitan el éxito de la gestión administrativa. Esos logros se deben medir o constatar al verificar cuál es el resultado de los objetivos que se plantearon y cómo con ellos se cumplió con la misión de la organización. Por tanto, el control interno se debe entender como parte del proceso estratégico de la institución, que va más allá la idea sesgada de que el mismo es una actividad meramente operativa.

Resulta que el control interno no debe ser visto con un elemento aislado de la gestión administrativa. No es una dependencia funcional, o un departamento. No es una función exclusiva de la auditoria interna de la organización o del área contable o financiera. Es todo momento una filosofía de gestión, o más una cultura. Solo así el control interno podrá lograr sus objetivos
El control interno debe ser oportuno, es decir que se requiere que ocurra en el momento que se precisa. Debe además, seguir una estructura orgánica y ser parte del proceso estratégico. Asimismo, el control requiere ser económico, lo que significa que su costo de aplicación sea menor que los beneficios que ofrece. Por último, se espera que el control haga resaltar las excepciones, es decir que tenga la capacidad de hacer evidente las desviaciones cuando estas ocurran.

En conclusión, la implantación de un sistema de control interno debe buscar garantizar en lo posible que el mismo coadyuvará al logro de los objetivos organizacionales. Se debe tener en cuenta que las organizaciones en el camino que deben recorrer para alcanzar sus metas, lograr sus fines y cumplir con su misión, se tiene que someter a factores internos y externos que generan distintos niveles de riesgos. Estos pueden dificultar o peor aún impedir que se llegue al destino deseado. Justamente el control interno debe permitir identificar esos riesgos, que debe ser evaluados, para posteriormente ser administrados con el propósito de mitigarlos, haciéndolos aceptable para la organización. 


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