El éxito de cualquier empresa se circunscribe a contar con un talento humano satisfecho, motivado y con clara afinidad a la organización (Centeno y González, 2020) Para ello se debe entender la dimensión y la responsabilidad que se requiere para mantener a un personal que se respeta, se atiende como un socio estratégico y se cuida con esmero. Al final, son los trabajadores quienes generan los bienes y servicios que la sociedad exige. Es a través de los colaboradores que el empresario conduce sus objetivos organizacionales al lugar que espera alcanzar. Siendo así, indicadores como la “rotación de personal” deben tenerse en cuenta para gestionar de forma adecuada al factor humano que colabora con el negocio por medio de su esfuerzo cotidiano. Una rotación de personal imprevista origina consecuencia contraria a los intereses de la entidad, debido a que esa situación ocasiona pérdida de productividad, incrementa los costos operativos y destruye valor. El talento humano es fundamental para el éxito de las organizaciones. Es por ello que conocer su grado de satisfacción, motivación, así como su compromiso con su trabajo y con la empresa posibilita buscar soluciones cuando exista desfase entre lo que el patrono percibe y lo que los trabajadores sienten en realidad dentro de la relación laboral. Lograr cerrar esa brecha a tiempo facilita la constitución de un clima laboral más sano, productivo y transparente, lo cual tiende a fortalecer la productividad y a mejorar los resultados de la corporación. Un colaborador satisfecho dentro de la institución resulta más proactivo, muestra mayor nivel de productividad e identificación con la firma (Máynez Guaderrama, 2015). Ello le asegura al negocio contar con individuos que aportan valor y crean riqueza, además que permite ofrecer un mejor servicio a los clientes y al mercado en general. Estos al final, es una situación deseada para todos los involucrados.