miércoles, 16 de septiembre de 2020

Producto Interno Bruto de Venezuela 2013-2020

Imagínese un país que en siete años su producción de bienes y servicios total haya caído en casi un 74%. Es decir, que la población de ese país es mucho más pobre en cuanto a la existencia de riqueza material en ese nivel porcentual. Se pudiera pensar de inmediato que ello debe ser producto de una sangrienta guerra externa con algún poderoso adversario o los aliados de estos. O tal vez, sea el resultado de una continua guerra civil de dimensiones colosales, en la cual los contrincantes buscan la destrucción total. En todo caso, usted pensaría en algunos de los sucesos más trágicos, conmovedores e increíbles que pudiera ocurrir en una economía para mostrar tales niveles de destrucción. Pero seguramente, quedaría aún más sorprendido al constatar que nada de esos hechos explican semejante resultados y son más bien acciones de gestión políticas que causaron semejante caída.


Venezuela desde el año 2013 hasta el 2019, mostraba una caída del PIB superior al 70%, destrucción que pudiera llegar a ser superior al 74% si la caída de ese indicador al cierre del 2020 se proyecta en un 30%. Este último resultado pareciera posible suceder si se tiene en cuenta el nefasto impacto que posee la pandemia del Covid-19 en las economías del planeta. Muchas economías que se consideran sólidas señalan que caerán al cierre del año 2020. Tal es el caso, que durante el segundo trimestre del año 2020 en promedio los países del G20 tuvieron un PIB negativo en un 6,9%. Vale decir que el G20 representa a las 20 economías más desarrolladas del planeta. Imagínese la venezolana que posee serios problemas estructurales como la híper inflación, caída de la producción y venta de su principal producto de exportación como lo es el petróleo, graves situación política interna, mega devaluaciones, entre otros desequilibrios.

Al cierre del ejercicio 2013 Venezuela tenía un PIB de US$.371.005MMM, mientras se proyecta que al finalizar el año 2020 su nivel de producción se ubique en aproximadamente US$.98.713MMM. Ello representa una caída del 73,39%. Por su parte, el PIB per cápita para el primer año mencionado fue de US$.13.366,83, que luego se estima baje a US$.3.290.43 al cierre del año 2020. Esa caída muestra un increíble empobrecimiento de la población venezolana, que ha visto cómo se deteriora progresivamente su calidad de vida. De tener una renta considerada de nivel medio, ha pasado a mostrar renta de nivel bajo.

La caída del PIB de manera sostenida señala graves problemas de una economía. En el caso de Venezuela se puede hablar de una tremenda depresión económica, producto de brutales fallas en el manejo de la economía del país. A lo largo de estos años se tomaron decisiones muy desafortunadas en materia económica, producto de un modelo de intervencionismo de Estado que ha coartado las libertades, tanto individuales como colectivas, especialmente la económica. La excesiva dependencia de Venezuela al petróleo pasó factura en este lapso. La caída de los precios petroleros, aunados a la incapacidad del país de generar ingresos por otras vías explica en parte el inicio y continuación de la tremenda crisis que vive el venezolano. Esa insuficiencia de ingresos, sumado a compromisos sociales y políticos cada vez mayores, necesarios para atender un sistema clientelar, asociado a alto niveles de populismo, impulsan al gobierno a emitir cada vez más ingente cantidad de dinero sin el debido respaldo en la producción que se traduce en elevados niveles de precios. Ello se convirtió en una tremenda híper inflación que estalló en Venezuela a partir de noviembre de 2017 y que se mantiene a la presente fecha.

Una híper inflación que acabó con la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores venezolanos. Tal es el nivel de destrucción del salario que actualmente el salario mínimo se ubica en menos de US$.2,00. Por ejemplo, un profesor universitario con alto grado de preparación a lo sumo tiene ingresos promedio inferiores a US$.20,00 mensuales, cuando la canasta básica mensual se ubica en US$.300,00 o más. Ese desfase ha originado que el venezolano explore opciones de supervivencia en el mercado informal de la economía sin importar su nivel académico o prestigio profesional. Otros han optado por emigrar para buscar mejores oportunidades de vida. Se dice que a la fecha han salido del país más de cinco millones de personas.

Cuando cae el PIB necesariamente aumenta el desempleo debido a que menos empresas están produciendo los bienes y servicios necesarios para el consumo. Eso afecta a su vez la demanda agregada. Al tener menos producción se necesita menor cantidad de mano de obra, lo cual incrementa la pobreza de la población que deja de recibir un salario. Toda esta situación lleva consigo otro conjunto de consecuencias económicas que al final deterioran la calidad de vida de los ciudadanos. En Venezuela, esa realidad fue potenciada por las características propias de las políticas que el gobierno ejecuta en el país. Venezuela posee un sector público extremadamente grande para el tamaño de su población. Se estima que ese sector al inicio de 2013 empleaba entre 3,5 a 5,5 millones de personas, directa o indirectamente. Dicha cantidad ha ido disminuyendo debido a la propia dinámica de la economía, más que por decisiones de políticas económicas o de otra índole. Adicionalmente, el sector informal de la economía venezolana ocupa a más del 50% de la población económicamente activa del país, muchos de los cuales poseen condiciones de subempleados, que se asimila más a desempleados. El sector formal privado emplea a relativamente muy poco personal, sin embargo es aquí en donde se encuentran las personas mejor remuneradas, mucho de los cuales obtiene ingresos mixtos. Esos ingresos mixtos implican que una parte de la remuneración la reciben en moneda local y otra en divisas. Buena parte de la economía actual depende de estos trabajadores del sector privado.

El sector empresarial privado ha desaparecido paulatinamente en Venezuela. Desde que asumió el llamado Socialismos del Siglo XXI, un sistema intervencionista de Estado, la iniciativa privada se enfrenta a políticas hostiles, depredadoras y aniquiladoras de cualquier intento de hacer negocio en el país. Buena parte de las empresas que existían en Venezuela desaparecieron por diversas razones. Algunas muy grandes fueron expropiadas y nacionalizadas, otras salieron del mercado en virtud de exacerbado nivel de controles, otras por los cambios repentinos en el entorno de negocios y otras tantas, por ser inviable o irracional mantenerse en funcionamiento. Esta destrucción planificada también explica esa estrepitosa caída del PIB, debido a que cada vez hay menos oferentes que contribuyan al crecimiento de la economía.

En fin, resultan impresionantes los resultados económicos que arroja Venezuela. La caída del PIB que muestra este país desde el año 2013 hasta la presente fecha es digna de asombro. Más si se tiene en cuenta que la destrucción de la economía venezolana ha sido producto de decisiones erradas, modelo político arcaicos, socialista, intervencionista y de controles extremos. En donde la libertad de mercado se ha dejado de lado, en nombre del bienestar colectivo que nunca llegó. Todo lo cual condujo al país a la senda de una profunda crisis que les exigirá a las futuras generaciones de enormes sacrificios para volver a ser la nación que una vez Venezuela fue. Ese será el reto del país una vez se logre cambiar el rumbo de su gestión pública actual. 

Del Autor:

Es Licenciado en Administración de Empresa y Contador Público Colegiado (UJMV). Especialista en Finanzas de Empresa (USM) y en Gerencia Pública (UNIMET). Maestría en Administración de Negocios (UNA); Maestría en Gerencia de Empresarial y Especialista en Moneda e Instituciones Financiera (UCV-Pendiente de Trabajo de Grado). Posee un Diplomado en Investigación (UPEL). Ha realizado más de 60 cursos de formación. Fue contralor municipal en el estado Miranda, cargo que ocupó por más de seis años. Se ha desempeñado como auditor, jefe de auditoría, jefe de administración y finanzas, además de director de administración en diversas instituciones, públicas y privadas. 



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