jueves, 19 de diciembre de 2024

Gestión de Riesgo Empresarial

 


La gestión de riesgo empresarial (GRE) es un componente básico para la sostenibilidad y el éxito de las organizaciones en un entorno cada vez más complejo, dinámico y lleno de incertidumbre. La misma representa un valor añadido que favorece los resultados que se esperan de la corporación (Collins Estrada, 2023). La GRE se refiere al proceso cíclico de identificación, evaluación y priorización de riesgos, seguido por la aplicación de recursos para minimizar, controlar y monitorear la probabilidad o el impacto de eventos adversos. Para Collins Estrada (2023), la GRE se define como la suma de cultura y prácticas integradas a la estrategia empresarial con la premisa de manejar los riesgos con el objetivo de incrementar el valor empresarial. En tal sentido, el uso efectivo de estrategias de GRE permite a las empresas no solo protegerse contra pérdidas financieras, sino también aprovechar oportunidades que pueden surgir en situaciones inciertas. Según Makkawi (2021), una gestión adecuada del riesgo contribuye de forma significativa a mejorar el rendimiento corporativo al aumentar los beneficios y reducir costos operativos.

El riesgo empresarial trata de todos aquellos eventos que tengan probabilidad de afectar o incluso ocasionar pérdidas a una compañía en el marco de sus actividades operativas, financieras o estratégicas (Hasper et al., 2017; Jan Dvorsky et al., 2021). Son sucesos que pueden poner en peligro el logro de los objetivos. Al respecto, el Commitee of Sponsoring Organizations of the Treadway Commission (COSO, 2017) destaca que el riesgo se considera como la posibilidad de que sucedan determinadas circunstancias y que ellas afecten tanto a los objetivos como a la estrategia de las entidad. En realidad, este concepto abarca un amplio rango de situaciones que se pueden originar por factores internos, como una mala gestión o decisiones erróneas, como de factores externos, tales como cambios legislativos, o crisis económicas. Los riesgos empresariales pueden clasificarse en diferentes categorías. Una de ella es el riesgo sistémico, que se relaciona con el entorno económico general, y el riesgo no sistémico, que es específico o propio de la organización. Es fundamental reconocer que estos riesgos pueden impactar en las finanzas, operaciones y reputación de la empresa, lo que subraya la importancia de implementar estrategias efectivas de gestión de riesgos para anticiparse y mitigar posibles efectos adversos. 

Para Jan Dvorsky et al. (2021) las empresas enfrentan diversos riesgos empresariales que pueden afectar su estabilidad y crecimiento. Entre estos, se encuentra el riesgo estratégico, que está vinculado a la toma de decisiones estratégicas, la planificación y la gestión de la competencia. También confrontan el riesgo de mercado, que se relaciona con la volatilidad del mercado, la demanda de productos y servicios, la competencia y la capacidad de adaptación de la empresa a las condiciones cambiantes. Por su parte, el riesgo financiero representa otro factor crucial, debido a que abarca el manejo de las finanzas de la entidad, la disponibilidad de capital, la rentabilidad y la capacidad para afrontar las deudas (Jan Dvorsky et al., 2021). Asimismo, el riesgo de personal incluye la gestión del talento humano, la retención de empleados, la motivación, la productividad y los errores del personal Además, las organizaciones deben cumplir con las leyes, regulaciones y normativas, con lo cual se someten a riesgos legales. Por último, el riesgo operativo se asocia con la eficiencia de los procesos internos de la empresa, la gestión de recursos, la calidad de productos y servicios, y la cadena de suministro. La identificación y gestión eficaz de estos riesgos es esencial para la sostenibilidad y el éxito en un entorno competitivo dinámico e incierto.

La GRE se conforma por varias etapas de ejecución claves (Ghazieh y Chebana, 2021; Jan Dvorsky et al., 2021). El primero, la identificación del riesgo. Este trata de reconocer los potenciales riesgos, peligros o adversidades que pueden afectar a la organización de modo determinante. Le sigue la evaluación de los riesgos. En esta instancia se analiza el impacto potencial y la probabilidad de ocurrencia de cada uno de los riesgos que se identifican al inicio del proceso. El impacto se refiere al grado de daño que podría causar el evento. La probabilidad trata de la frecuencia con la que se espera que ocurra el evento. Por su parte, el control de los riesgos resulta fundamental. Aquí se desarrollan estrategias que permitan mitigar los riesgos o sus efectos. Se incluyen acciones como evitar, transferir, aceptar o reducir los riesgos. Cuál medida tomar dependerá de la relación costo beneficio que signifique enfrentar los riesgos. Por último, se cuenta con el monitoreo y revisión del comportamiento de los riesgos que afectan o pudieran poner en peligro su estabilidad. Significa una evaluación continua de los eventos peligrosos, de las estrategias que se utilizan para su gestión y de la efectividad de las mismas. Todo ello, para corregir y tomar las medidas de ajustes que sean pertinentes. 

Uno de las acciones de mayor relevancia para la gestión eficiente de los riesgos empresariales es el robustecimiento de los sistemas de control interno. Ellos debido a que actúan como la primera línea de defensa contra posibles amenazas que pueden comprometer los objetivos organizacionales. Según el marco COSO, un sistema de control interno bien diseñado asegura la eficiencia operativa y la confiabilidad de la información financiera. También facilita la identificación y evaluación proactiva de riesgos. La interrelación entre la gestión de riesgos y los controles internos permite a las organizaciones establecer un enfoque unificado que optimiza la asignación de recursos y mejora la toma de decisiones estratégicas. Además, un sólido sistema de control interno fomenta una cultura organizacional en el cual los empleados son conscientes de su papel en la gestión del riesgo, promoviendo así la comunicación abierta sobre posibles vulnerabilidades. Este enfoque colaborativo no solo mejora la capacidad de respuesta ante situaciones adversas, sino que también contribuye a la sostenibilidad a largo plazo de la empresa al proteger sus activos y garantizar el cumplimiento normativo. En un entorno empresarial cada vez más complejo y cambiante, fortalecer los sistemas de control interno se convierte en una estrategia esencial para mitigar riesgos y asegurar un desempeño organizacional exitoso.

La literatura indica que un enfoque sistemático hacia la GRE puede mejorar la capacidad de adaptabilidad organizacional. También fomentar una cultura corporativa que valora la capacidad de la corporación de enfrentar los riesgos (Jan Dvorsky et al. 2021; Alam, 2023). Esta aproximación implica identificar, evaluar y priorizar los riesgos de manera continua, permitiendo a las empresas anticiparse y estar preparadas para posibles adversidades. Asimismo, una GRE adecuada permite que todos los niveles de la organización estén alineados con los objetivos de mitigación de riesgos, lo que fortalece la toma de decisiones y mejora la capacidad de respuesta ante crisis. La gestión de una GRE robusta se traduce en la capacidad de recuperación tras eventos imprevistos. Además, mejora la confianza de los stakeholders, incluyendo inversores, clientes y empleados, al demostrar un compromiso claro con la gestión proactiva de los riesgos. Es así que la integración de prácticas de GRE en la estrategia empresarial puede impulsar la innovación, debido a que posibilita a la empresa explorar nuevas oportunidades con una comprensión clara de los peligros asociados.

Una de las condiciones que mejor describe al entorno en el que se desenvuelven las organizaciones modernas es la incertidumbre. En principio, dicha realidad puede influir de modo negativo a las empresas. Como mencionan Ghazieh y Chebana (2021), un alto nivel de incertidumbre pudiera originar una reducción en el desempeño de las entidades de negocio. Ello, debido a que tiende a obstaculizar el proceso de planificación y toma de decisiones. No obstante, indican esos investigadores que diversos estudios realizados en Francia, Alemania y Reino Unido, entre 2005 y 2014, pronostican que un mayor nivel de incertidumbre podría causar un impacto positivo en el rendimiento de las corporaciones. Ese resultado puede ser consecuencia del aumento de su conciencia de los riesgos y de la gestión de los mismos. Gracias a esas prácticas preventivas suelen ser más proactivos y se encuentran con mejor preparación para enfrentar ambientes inciertos. Además, muestran una capacidad superior para ajustarse a los cambios del mercado. Es así que la incertidumbre puede obligar a las empresas a ser más innovadoras y a buscar nuevas formas de hacer negocios, lo que puede resultar en un mejor rendimiento a largo plazo.

Una cultura organizacional que permita enfrentar de forma proactiva los riesgos se convierten en una ventaja competitiva vital para el éxito de la empresa (Alam, 2023). El proceso de gestión de riesgo en una empresa por sí sola no tiene los efectos esperados sin la existencia de una cultura madura (Syrová y Špička, 2023). Ello exige concientizar, educar y capacitar a los empleados para que reconozcan, comprendan, se involucren y evalúen posibles amenazas internas y externas de manera temprana. Esto fortalece la dinámica operativa de la compañía. Además, promueve un entorno laboral en el que el manejo de riesgos es visto como una responsabilidad compartida y continua. Para conseguir dicho objetivo, es básico desarrollar programas de formación integral que incluyan tanto el conocimiento teórico como la aplicación práctica, utilizando simulaciones y casos reales para que los empleados puedan identificar y manejar los riesgos de manera efectiva. La creación de esta cultura también posibilita construir un clima organizacional favorable a la participación para el control. De este modo, la organización no solo se prepara para afrontar desafíos actuales, sino que además construye una base sólida para su sostenibilidad y supervivencia a largo plazo. 

Por otra parte, una variable fundamental en la gestión del riesgo empresarial es el liderazgo. La capacidad de los líderes para establecer una visión clara y fomentar una cultura de responsabilidad compartida es crucial para el proceso de administración de riesgos (Alam, 2023). Un liderazgo efectivo implica la toma de decisiones informadas, junto con la habilidad de inspirar y movilizar a los equipos hacia la adopción de prácticas proactivas en la gestión del riesgo. Quienes dirigen deben ser capaces de comunicar lo fundamental del manejo de los riesgos como un componente determinante de la estrategia empresarial. Asimismo, deben promover un ambiente en el cual cada integrante del equipo se sienta empoderado para contribuir a la identificación y evaluación de riesgos potenciales. De igual modo, el liderazgo inclusivo y colaborativo facilita el intercambio de ideas y experiencias. Esto enriquece el proceso de análisis y permite una respuesta más ágil ante situaciones adversas. En dicho contexto, los líderes deben tener la disposición de aprender de los fracasos y a sacar provecho de sus experiencias. Esta actitud mejora la capacidad organizacional para confrontar los riesgos. Con ello se fortalece la confianza entre los empleados y fomenta un sentido de pertenencia. En última instancia, un liderazgo comprometido con la atención de los riesgos protege a la organización frente a amenazas y crea un entorno propicio para la innovación y el crecimiento sostenible.

La GRE es un factor clave de éxito para cualquier organización por diversos motivos. Para Jan Dvorsky et al. ( 2021) este proceso mejora la percepción del fututo empresarial. Señalan que una gestión eficaz de los riesgos posibilita a los empresarios contar con una visión clara y positiva del porvenir de sus negocios. Cuando tienen conciencia de las amenazas y peligros que puede afectar sus operaciones cuenta con la capacidad anticipada para tomar decisiones y ser proactivos para mitigar las consecuencias que los riesgos suponen. Ello incrementa su seguridad y fortalece su capacidad para sobrepasar los desafíos y lograr sus objetivos (Ghazieh y Chebana, 2021). De igual modo, con ello se aumenta la resiliencia y la posibilidad de adaptación. Un manejo sólido de los riesgos permite anticipar y adaptarse a los cambios del mercado, crisis económica y otros eventos externos (Jan Dvorsky et al., 2021). Además, la GRE fortalece la toma de decisiones oportunas, racional e informadas (Ghazieh y Chebana, 2021). Una eficiente gerencia de riesgos aporta, como valor agregado, valiosa información que se necesita para asumir las acciones que requiere el negocio en un momento dado. Con esto se puede detectar oportunidades que pueden aprovecharse.

Numerosos estudios han demostrado que una gestión eficaz del riesgo se asocia con un mejor rendimiento empresarial (Ghazieh y Chebana, 2021; Collins Estrada, 2023;  Llontop Pingo y Villafuerte de la Cruz, 2023). Asimismo, Makkawi (2021) destaca que las empresas que implantan prácticas sólidas de manejo de riesgo no solo protegen sus activos, sino que también mejoran su eficiencia operativa. Esto se traduce en mayores márgenes de beneficio y una mejor posición competitiva (Collins Estrada, 2023). Además, la identificación y evaluación proactiva de riesgos permite a las organizaciones anticiparse a posibles crisis, facilitando la toma de decisiones informadas y estratégicas que minimizan el impacto negativo en sus operaciones. La integración de un marco de gestión de riesgos en la cultura organizacional fomenta una mentalidad resiliente, donde los empleados se sienten empoderados para contribuir a la identificación de riesgos y a la implementación de soluciones innovadoras. En este contexto, las empresas no solo logran cumplir con sus objetivos financieros, sino que también fortalecen su reputación y confianza ante inversionistas y clientes, lo cual es fundamental en un entorno empresarial cada vez más competitivo y volátil.

Un estudio realizado por Llontop Pingo y Villafuerte de la Cruz (2023) demuestra que existe una correlación positiva entre la gestión efectiva del riesgo y la rentabilidad en empresas industriales en Lima, Perú. Los autores concluyen que las empresas que implementan estrategias robustas de GRE tienden a experimentar mejoras significativas en su desempeño financiero. Sin embargo, a pesar de su relevancia estos investigadores señalan que en Latinoamérica solo el 20% de las empresas tienen en consideración la gestión de riesgo como parte de sus estrategias y procesos. Situación que las ponen en desventaja en un entorno competitivo, dinámico y lleno de incertidumbre. Además, dicha realidad puede trae consecuencia negativas, debido a que las organizaciones enfrentan múltiples riesgos para los cuales no se encuentran preparadas. Ello, resulta en dificultades para lograr sus objetivos y obtener la necesaria rentabilidad (Llontop Pingo y Villafuerte de la Cruz, 2023). 

Es pertinente reconocer que no todos los riesgos se pueden eliminar. Algunos se deben aceptar como parte del proceso empresarial. Por lo tanto, desarrollar un marco flexible para la gestión de riesgo empresarial que permita adaptarse a cambios rápidos se considera fundamental para mantener la competitividad. Este enfoque no solo implica la identificación y evaluación de riesgos, sino también la creación de estrategias que permitan a las organizaciones responder de manera ágil ante situaciones imprevistas. La capacidad de admitir ciertos riesgos puede, de hecho, abrir oportunidades para la innovación y el crecimiento. Las empresas que se atreven a explorar nuevos mercados o adoptar tecnologías emergentes a menudo se benefician de ventajas competitivas significativas. Además, un entorno de gestión de riesgos bien estructurado promueve una cultura organizacional donde los empleados se sienten seguros para reportar problemas y proponer soluciones, lo que enriquece el proceso de toma de decisiones y fortalece la capacidad de respuesta organizacional. En este sentido, la gestión del riesgo no debe ser vista solo como un mecanismo defensivo, sino como una herramienta estratégica que impulsa el desarrollo sostenible y la creación de valor a largo plazo.

En resumen, La gestión del riesgo empresarial es un componente crítico para el éxito sostenible en el entorno empresarial actual. Las investigaciones demuestran que una implementación efectiva no solo protege a las organizaciones contra pérdidas potenciales, sino que también mejora su rendimiento general. A medida que las empresas continúan enfrentando incertidumbres crecientes, invertir en prácticas robustas de GRE será fundamental para navegar por los desafíos futuros. La evolución constante en este campo sugiere que las organizaciones deben estar dispuestas a adaptarse e innovar en sus enfoques hacia la gestión del riesgo. Fomentar una cultura organizacional centrada en el riesgo puede ser clave para aprovechar oportunidades emergentes mientras se mitigan posibles amenazas.

Referencias

Alam, M.R.U. (2024). Strategic integration of enterprise risk management for competitive advantage. Global Mainstream Journal of Innovation, Engineering & Emerging Technology, 5(1), 43-48.

Collins Estrada, R. M. (2023). El Impacto de la Gestión de Riesgos en las Organizaciones: Una revisión de la literatura. Gestión en el Tercer Milenio, 26(52), 377–393. https://doi.org/10.15381/gtm.v26i52.24128

COSO. (2017). Enterprise Risk Management - Integrated framework. Jersey City (NJ): COSO.

Ghazieh, L., y Chebana, N. (2021). The effectiveness of risk management system and firm performance in the European context. Journal of Economics, Finance and Administrative Science, Emerald Publishing Limited, 26(52), pp. 182-196. DOI: 10.1108/JEFAS-07-2019-0118.

Hasper, J.; Correa, J.; Benjumea, M.; y Valencia, A. (2017). Tendencias en la investigación sobre gestión del riesgo empresarial: un análisis bibliométrico. Revista Venezolana de Gerencia, Universidad del Zulia, 22(79), pp. 505-520. ISSN: 1315-9984. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29055964010

Jan Dvorsky, Jaroslav Belas, Beata Gavurova y Tomas Brabenec (2021). Business risk management in the context of small and medium-sized enterprises, Economic Research-Ekonomska Istraživanja, 34(1), pp. 1690-1708. DOI: 10.1080/1331677X.2020.1844588

Llontop Pingo, R. M., y Villafuerte de la Cruz, A. S. (2023). Gestión de riesgo empresarial y rentabilidad, caso de empresas industriales, en un distrito de Lima – Perú. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, 4(5), 967 – 977. https://doi.org/10.56712/latam.v4i5.1369

Makkawi, H. (2021). The role of risk management in increasing business performance. Sciendo, pp. 1054-1059. DOI: 10.2478/picbe-2021-0099.

Syrová, L., y Špička, J. (2023). Explorando los vínculos indirectos entre la gestión de riesgos empresariales y el desempeño financiero de las PYME. Risk Management, 25(1), 1–27. https://doi.org/10.1057/s41283-022-00107-9


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