La misión empresarial contiene la identidad de la organización y señala su razón de existir. Las preguntas que se deben responder en este punto serían entre otras, por qué existe la empresa, por quién y con qué objeto, cuáles son sus metas y objetivos fundamentales, qué necesidades básicas atiende y quiénes son sus accionistas más importantes. La misión crea un sentido de unidad en el comportamiento del talento humano, fortalece sus ideas comunes y mejora el clima organizacional. Además, es un medio que condiciona favorablemente el proceso de comunicación de la institución, debido a que aclara el mensaje y facilita la descodificación del mismo. Esto es, “Todo hablan el mismo idioma”.
Una declaración de misión abarca la filosofía
de vida de la organización. Ella irradia a sus objetivos y metas, condiciona
las estrategias y señala que se puede hacer o no. Marca el destino de la
empresa desde arriba, desde la cúspide. Tal es su importancia que indica quién
es la empresa, cuáles sus propósitos, quienes pueden formar parte de ella y qué aspiraciones
comparten. Esta formulación se basa en la búsqueda de su propia identidad, es
decir, el autoconocimiento.
La misión puede distinguir en muchos caso
que actividades esenciales desarrolla la empresa, a qué tipo de cliente atiende,
cómo resuelve sus necesidades e inquietudes, con cuáles productos o servicios.
En fin, la misión determina la naturaleza de la organización y debe ser
atemporal. Es una especie de CÓDIGO GENÉTICO que conforma el ADN de la empresa.
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