jueves, 23 de julio de 2020

Definición de Auditoría Financiera


La auditoría financiera es un proceso por medio del cual una persona, o conjunto de ellas, calificadas y con competencia profesional, examinan, investigan o revisan informaciones financieras, registros, procedimientos, controles, entre otros, de manera crítica y sistemática. El auditor debe ser un profesional, con conocimientos suficientes y experiencia comprobada, que le permita ejecutar su trabajo con integridad, responsabilidad y con la confianza de que los resultados del examen que realizó muestran de forma razonable la situación financiera del cliente. Es una revisión sistemática, debido a que debe ser una labor desarrollada siguiendo un plan y un método de trabajo previamente establecido.

La auditoría financiera es medio de investigación, que conlleva a un examen integral de las acciones que realiza una entidad económica, que permite gestionar riesgo, apoya la productividad y fortalece los mecanismos de control (Sánchez, 2006). La auditoría es efectivamente un mecanismo para la administración de parte de los riesgos que ocurre de forma posterior. El auditor verifica desviaciones o debilidades en las operaciones con el examen o investigación que realiza, para que luego las mismas puedan recibir el tratamiento y la debida corrección por parte de la administración activa de la empresa. Por ejemplo, al efectuar una auditoria es posible detectar fallas en el sistema de control interno que afectan a los pagos, por lo cual el auditor puede recomendar soluciones tendentes a fortalecer esos controles y con ello minimizar los riesgos en el sistema de pago. Se debe tener en cuenta que los riesgos que existen en una organización solo pueden ser reducidos a niveles tolerables, pero jamás se pueden eliminar del todo. La auditoría también ofrece la oportunidad de impactar positivamente en la productividad de la organización, en virtud de que el auditor puede recomendar soluciones antes las posibles fallas operativas que detecta en el sistema, cuando realiza su trabajo de investigación.

El proceso de auditoría tiene como propósito el poder emitir un dictamen u opinión sobre la razonabilidad de los eventos verificados. Dentro de la realización de una auditoría debe tenerse en cuenta las leyes, principios y normas que regulan las transacciones contables que permita emitir consideración con respecto al grado de confiabilidad que la contabilidad ofrece (Gómez, 1993). Para Arens, Elder y Beasley (2007), la auditoría se refiere a la acumulación de información en forma de evidencias y del análisis de las mismas, con el propósito de determinar y reportar el grado de correspondencia entre esa información y los criterios de cumplimientos establecidos. Ello significa que el auditor, en sus funciones de independencia debe recabar datos suficientes y oportunos para verificar que lo señalado en los estados financieros y demás soportes contables cumplen razonablemente con lo expresado en los documentos y transacciones que ocurrieron en la realidad, ajustándose además a las normas internas y externas que afectan la cotidianidad de la organización. Por su parte, Mira (2006) comenta que el objetivo de una auditoría financiera es realizar
un examen de los estados financieros de una compañía, por parte de un auditor independiente, es la expresión de una opinión sobre si los mismos reflejan razonablemente su situación patrimonial, los resultados de sus operaciones y los cambios en la situación financiera, de acuerdo con los principios de contabilidad generalmente aceptados y con la legislación vigente (p. 4)
Para Blanco (2004), “la auditoría financiera tiene como objetivo la revisión o examen de los financiero por parte de un auditor distinto del que preparó la información contable y del usuario, con el fin de establecer su racionalidad”. Al referirse a una persona distinta a la que preparó los estados financieros, se refiere este autor a la independencia que debe tener el auditor en la ejecución de su trabajo, siendo por tanto la responsabilidad de la elaboración de esos documentos contable la administración activa de la empresa. Ello resulta lógico debido a la diferencia que debe existir entre quien registra las transacciones y quien las examina, lo cual arroja transparencia y fortalecimiento de los mecanismos de control.

Además de la independencia que debe poseer un auditor, un elevado grado de preparación y fuerte arraigo a valores éticos en el desarrollo de sus funciones, es necesario que este profesional asuma su labor con cierto escepticismo como lo menciona la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 200, en su párrafo 15 cuando establece que “el auditor deberá planear y desempeñar una auditoría con una actitud de escepticismo profesional reconociendo que pueden existir circunstancias que hagan que los estados financieros estén representados erróneamente en una forma de importancia relativa”. En el siguiente párrafo, el 16, la NIA 200 profundiza en el tema del escepticismo como actitud crítica que debe acompañar al auditor y establece que;
Una actitud de escepticismo profesional significa que el auditor hace una evaluación crítica, con una mentalidad cuestionante, de la validez de la evidencia de auditoría obtenida y está alerta a evidencia de auditoría que contradiga o ponga en duda la confiabilidad de los documentos y respuestas a averiguaciones y otra información obtenida de la administración y de los encargados del gobierno corporativo. (..) Cuando hace averiguaciones y desempeña otros procedimientos de auditoría, el auditor no quedará satisfecho con evidencia de auditoría que sea menos que persuasiva con base en una creencia de que la administración y los encargados del gobierno corporativo son honrados y tienen integridad. En consecuencia, las representaciones de la administración no son un sustituto de la obtención de suficiente evidencia apropiada de auditoría para poder extraer conclusiones razonables sobre las que se base la opinión del auditor
El proceso de auditoría genera una opinión razonable, debido a que el auditor difícilmente tenga la posibilidad de establecer la veracidad absoluta de los procesos operativos y financieros que una organización desarrolla y las cifras que estas producen. Ello debido a que es casi imposible examinar la totalidad de los eventos que ocurren en un periodo dado, ya sea por razones de tiempo, espacio y/o recursos. Al respecto Blanco (Op. cit) señala que “la seguridad total no se logra ni en la contabilidad ni en la auditoría, debido a factores tales como: la aplicación de criterios, el uso de muestreo, y la limitación inherente al control interno” (p. 151). Adicionalmente, la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 200, en su párrafo 18 explica las razones que dificultan la posibilidad cierta de que el auditor pueda emitir un dictamen u opinión impregnada de absoluta seguridad. En tal sentido expresa que
un auditor no puede obtener seguridad absoluta porque hay limitaciones inherentes en una auditoría que afectan la capacidad del auditor para detectar representaciones erróneas de importancia relativa. Estas limitaciones son resultado de factores como los siguientes:
- El uso de pruebas.
-Las limitaciones inherentes del control interno (por ejemplo, la posibilidad de que la administración sobrepase el control o de colusión).
-El hecho de que la mayor parte de la evidencia de auditoría es persuasiva más que conclusiva.

El párrafo 2 de la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 200, señala que “El objetivo de una auditoría de estados financieros es facilitar al auditor expresar una opinión sobre si los estados financieros están preparados, respecto de todo lo importante, de acuerdo con un marco de referencia de información financiera aplicable”. Es el dictamen o la opinión sobre la información que aparece reflejado en los estados financieros, el resultado final del trabajo del auditor, el cual resulta importante para los usuarios de los mismos, que posee un veredicto de un profesional independiente, que le permite tomar decisiones en el marco de cierto grado de seguridad.

La auditoría requiere del uso de técnicas particulares, que el auditor debe aplicar de forma profesional. Esto exige del mismo un alto nivel de conocimiento académico (Gómez, 1993). Ello resulta en un requisito fundamental debido a la complejidad creciente que muestran las organizaciones modernas, sujetas a cambios económicos, sociales, políticos y tecnológicos. Las instituciones son cada vez más diversificadas, por lo cual necesitan de procesos de auditoría más elaborados y especializados, acordes a la naturaleza de cada una de ellas.
Para la realización de su labor el auditor debe ejecutar un conjunto de tareas y actividades que en conjunto conforman los procedimientos de auditoría. Estos procedimientos deben ser planificados, con el propósito de efectuar a las técnicas de recolección de información más adecuada, en función a la naturaleza del evento a ser examinado. Para Bermúdez (2007), “los procedimientos son los actos o prácticas realizadas mediante la aplicación de técnicas para obtener evidencias suficientemente válidas, que nos lleve a las conclusiones que se plasman en los informes o dictámenes” (p. 66). Al referirse a la técnicas, el mismo autor menciona que las mismas son “el modo de obtener y ejecutar las pruebas que soportan el informe final” (ibídem). Los procedimientos establecidos deben asegurar que el juicio profesional del auditor es idóneo, y que la aplicación de los mismos permitirá las obtención, manejo y análisis de información de un modo tal que permita emitir un juicio sobre la razonabilidad de los estados financieros.

Los procedimientos surgen del programa de auditoría establecido con anterioridad. En él se plantea las tareas y actividades que deben ejecutarse, para lograr los objetivos planteado por el auditor, de acuerdo a lo convenido con su cliente.
Los procedimientos de auditorías incluyen dos tipos de pruebas, la de control (o de cumplimiento) y las sustantivas. La primera son aquellas que se realizan para obtener evidencia de auditoría sobre la adecuación del diseño y operación efectiva de los sistemas de contabilidad y de control interno. La otra prueba se lleva a cabo para obtener evidencia de auditoría para detectar representaciones erróneas de importancia en los estados financieros.

Un elemento fundamental en los procedimientos de auditorías es la obtención de evidencias que “es cualquier tipo de datos que utiliza el auditor para determinar si la información que está auditando ha sido declarada de acuerdo con el criterio establecido.” (Arens et al., 2007, p. 5). Siendo cualquier tipo de datos, la evidencias pueden ser orales, tales como testimonios o entrevistas, documentos escritos, dentro de los que se encuentran las comunicaciones que surgen de las pruebas de confirmación, los documentos físicos obtenidos por el auditor, como por ejemplo fotocopias de comprobantes de comprobantes contables. Los datos electrónicos o informáticos también son importantes evidencias o medio probatorio. Todas estas evidencias forman parte de los papeles de trabajos que debe conformar el auditor a lo largo de su examen.

En todo caso, el auditor dentro de su trabajo debe reunir las suficientes evidencias, competente y oportuna. Ello es fundamental para que realice una actividad de calidad, objetiva, transparente y ética. Justamente, los criterios personales para evaluar qué tipo de evidencias se requieren en cada circunstancia, en qué cantidad y cuáles característica dependen del grado de competencia, profesionalismo y experiencia del auditor, quien debe poseer un criterio independiente a los largo de su trabajo de investigación.

Referencias Bibliográficas

Arens, A.; Elder, R. y Beasley, M. (2007). Auditoria: un enfoque integral. 11eva ed. México: Pearson Educación.
Bermúdez, J. (2007). Control, auditoría y revisión fiscal. Bogotá: Ecoe Ediciones Ltda.
Blanco, Y (2004). Normas y Procedimientos de la Auditoría Integral. Bogotá: Ecoe Ediciones.
Gómez, F. (1993). Auditoría I (Edición ampliada). Caracas: Ediciones Fragor.
Mira Navarro, J. (2006). Apuntes de Auditorías. Creative Common. Texto completo bajado de Internet.
Norma Internacional de Auditoría (NIA) 200, Objetivo y principios generales que gobiernan una auditoría de estados financieros.

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