La auditoría financiera es un
proceso por medio del cual una persona, o conjunto de ellas, calificadas y con
competencia profesional, examinan, investigan o revisan informaciones
financieras, registros, procedimientos, controles, entre otros, de manera
crítica y sistemática. El auditor debe ser un profesional, con conocimientos
suficientes y experiencia comprobada, que le permita ejecutar su trabajo con
integridad, responsabilidad y con la confianza de que los resultados del examen
que realizó muestran de forma razonable la situación financiera del cliente. Es
una revisión sistemática, debido a que debe ser una labor desarrollada
siguiendo un plan y un método de trabajo previamente establecido.
La auditoría financiera es medio de
investigación, que conlleva a un examen integral de las acciones que realiza
una entidad económica, que permite gestionar riesgo, apoya la productividad y
fortalece los mecanismos de control (Sánchez, 2006). La auditoría es efectivamente
un mecanismo para la administración de parte de los riesgos que ocurre de forma
posterior. El auditor verifica desviaciones o debilidades en las operaciones con
el examen o investigación que realiza, para que luego las mismas puedan recibir
el tratamiento y la debida corrección por parte de la administración activa de
la empresa. Por ejemplo, al efectuar una auditoria es posible detectar fallas en
el sistema de control interno que afectan a los pagos, por lo cual el auditor puede
recomendar soluciones tendentes a fortalecer esos controles y con ello
minimizar los riesgos en el sistema de pago. Se debe tener en cuenta que los
riesgos que existen en una organización solo pueden ser reducidos a niveles
tolerables, pero jamás se pueden eliminar del todo. La auditoría también ofrece
la oportunidad de impactar positivamente en la productividad de la
organización, en virtud de que el auditor puede recomendar soluciones antes las
posibles fallas operativas que detecta en el sistema, cuando realiza su trabajo
de investigación.
El proceso de auditoría tiene
como propósito el poder emitir un dictamen u opinión sobre la razonabilidad de los
eventos verificados. Dentro de la realización de una auditoría debe tenerse en
cuenta las leyes, principios y normas que regulan las transacciones contables
que permita emitir consideración con respecto al grado de confiabilidad que la
contabilidad ofrece (Gómez, 1993). Para Arens, Elder y Beasley (2007), la
auditoría se refiere a la acumulación de información en forma de evidencias y
del análisis de las mismas, con el propósito de determinar y reportar el grado
de correspondencia entre esa información y los criterios de cumplimientos
establecidos. Ello significa que el auditor, en sus funciones de independencia
debe recabar datos suficientes y oportunos para verificar que lo señalado en
los estados financieros y demás soportes contables cumplen razonablemente con
lo expresado en los documentos y transacciones que ocurrieron en la realidad,
ajustándose además a las normas internas y externas que afectan la cotidianidad
de la organización. Por su parte, Mira (2006) comenta que el objetivo de una auditoría
financiera es realizar
un examen de los estados financieros de una compañía, por parte de un
auditor independiente, es la expresión de una opinión sobre si los mismos
reflejan razonablemente su situación patrimonial, los resultados de sus
operaciones y los cambios en la situación financiera, de acuerdo con los
principios de contabilidad generalmente aceptados y con la legislación vigente
(p. 4)
Para
Blanco (2004), “la auditoría financiera tiene como objetivo la revisión o
examen de los financiero por parte de un auditor distinto del que preparó la
información contable y del usuario, con el fin de establecer su racionalidad”.
Al referirse a una persona distinta a la que preparó los estados financieros,
se refiere este autor a la independencia que debe tener el auditor en la
ejecución de su trabajo, siendo por tanto la responsabilidad de la elaboración
de esos documentos contable la administración activa de la empresa. Ello
resulta lógico debido a la diferencia que debe existir entre quien registra las
transacciones y quien las examina, lo cual arroja transparencia y
fortalecimiento de los mecanismos de control.
Además de la independencia que
debe poseer un auditor, un elevado grado de preparación y fuerte arraigo a
valores éticos en el desarrollo de sus funciones, es necesario que este
profesional asuma su labor con cierto escepticismo como lo menciona la Norma
Internacional de Auditoría (NIA) 200, en su párrafo 15 cuando establece que “el
auditor deberá planear y desempeñar una auditoría con una actitud de
escepticismo profesional reconociendo que pueden existir circunstancias que
hagan que los estados financieros estén representados erróneamente en una forma
de importancia relativa”. En el siguiente párrafo, el 16, la NIA 200 profundiza
en el tema del escepticismo como actitud crítica que debe acompañar al auditor
y establece que;
Una actitud de escepticismo
profesional significa que el auditor hace una evaluación crítica, con una
mentalidad cuestionante, de la validez de la evidencia de auditoría obtenida y
está alerta a evidencia de auditoría que contradiga o ponga en duda la
confiabilidad de los documentos y respuestas a averiguaciones y otra
información obtenida de la administración y de los encargados del gobierno
corporativo. (..) Cuando hace averiguaciones y desempeña otros procedimientos
de auditoría, el auditor no quedará satisfecho con evidencia de auditoría que
sea menos que persuasiva con base en una creencia de que la administración y
los encargados del gobierno corporativo son honrados y tienen integridad. En
consecuencia, las representaciones de la administración no son un sustituto de
la obtención de suficiente evidencia apropiada de auditoría para poder extraer
conclusiones razonables sobre las que se base la opinión del auditor
El proceso de auditoría genera una opinión
razonable, debido a que el auditor difícilmente tenga la posibilidad de
establecer la veracidad absoluta de los procesos operativos y financieros que una
organización desarrolla y las cifras que estas producen. Ello debido a que es
casi imposible examinar la totalidad de los eventos que ocurren en un periodo
dado, ya sea por razones de tiempo, espacio y/o recursos. Al respecto Blanco (Op.
cit) señala que “la seguridad total no se logra ni en la contabilidad ni en la
auditoría, debido a factores tales como: la aplicación de criterios, el uso de
muestreo, y la limitación inherente al control interno” (p. 151).
Adicionalmente, la Norma Internacional de Auditoría (NIA) 200, en su párrafo 18
explica las razones que dificultan la posibilidad cierta de que el auditor
pueda emitir un dictamen u opinión impregnada de absoluta seguridad. En tal
sentido expresa que
un
auditor no puede obtener seguridad absoluta porque hay limitaciones inherentes
en una auditoría que afectan la capacidad del auditor para detectar
representaciones erróneas de importancia relativa. Estas limitaciones son
resultado de factores como los siguientes:
-
El uso de pruebas.
-Las
limitaciones inherentes del control interno (por ejemplo, la posibilidad de que
la administración sobrepase el control o de colusión).
-El
hecho de que la mayor parte de la evidencia de auditoría es persuasiva más que
conclusiva.
El párrafo 2 de la Norma
Internacional de Auditoría (NIA) 200, señala que “El objetivo de una
auditoría de estados financieros es facilitar al auditor expresar una opinión
sobre si los estados financieros están preparados, respecto de todo lo
importante, de acuerdo con un marco de referencia de información financiera
aplicable”. Es el dictamen o la opinión sobre la información que aparece
reflejado en los estados financieros, el resultado final del trabajo del
auditor, el cual resulta importante para los usuarios de los mismos, que posee
un veredicto de un profesional independiente, que le permite tomar decisiones
en el marco de cierto grado de seguridad.
La auditoría requiere del uso de
técnicas particulares, que el auditor debe aplicar de forma profesional. Esto
exige del mismo un alto nivel de conocimiento académico (Gómez, 1993). Ello
resulta en un requisito fundamental debido a la complejidad creciente que
muestran las organizaciones modernas, sujetas a cambios económicos, sociales,
políticos y tecnológicos. Las instituciones son cada vez más diversificadas,
por lo cual necesitan de procesos de auditoría más elaborados y especializados,
acordes a la naturaleza de cada una de ellas.
Para
la realización de su labor el auditor debe ejecutar un conjunto de tareas y
actividades que en conjunto conforman los procedimientos de auditoría. Estos
procedimientos deben ser planificados, con el propósito de efectuar a las
técnicas de recolección de información más adecuada, en función a la naturaleza
del evento a ser examinado. Para Bermúdez (2007), “los procedimientos son los
actos o prácticas realizadas mediante la aplicación de técnicas para obtener
evidencias suficientemente válidas, que nos lleve a las conclusiones que se
plasman en los informes o dictámenes” (p. 66). Al referirse a la técnicas, el
mismo autor menciona que las mismas son “el modo de obtener y ejecutar las
pruebas que soportan el informe final” (ibídem). Los procedimientos establecidos
deben asegurar que el juicio profesional del auditor es idóneo, y que la
aplicación de los mismos permitirá las obtención, manejo y análisis de
información de un modo tal que permita emitir un juicio sobre la razonabilidad
de los estados financieros.
Los
procedimientos surgen del programa de auditoría establecido con anterioridad.
En él se plantea las tareas y actividades que deben ejecutarse, para lograr los
objetivos planteado por el auditor, de acuerdo a lo convenido con su cliente.
Los
procedimientos de auditorías incluyen dos tipos de pruebas, la de control (o de
cumplimiento) y las sustantivas. La primera son aquellas que se realizan para obtener evidencia de auditoría
sobre la adecuación del diseño y operación efectiva de los sistemas de contabilidad
y de control interno. La otra prueba se lleva a cabo para obtener evidencia de
auditoría para detectar representaciones erróneas de importancia en los estados
financieros.
Un elemento fundamental en los procedimientos de
auditorías es la obtención de evidencias que “es cualquier tipo de datos que
utiliza el auditor para determinar si la información que está auditando ha sido
declarada de acuerdo con el criterio establecido.” (Arens et al., 2007, p. 5).
Siendo cualquier tipo de datos, la evidencias pueden ser orales, tales como
testimonios o entrevistas, documentos escritos, dentro de los que se encuentran
las comunicaciones que surgen de las pruebas de confirmación, los documentos
físicos obtenidos por el auditor, como por ejemplo fotocopias de comprobantes
de comprobantes contables. Los datos electrónicos o informáticos también son
importantes evidencias o medio probatorio. Todas estas evidencias forman parte
de los papeles de trabajos que debe conformar el auditor a lo largo de su
examen.
En todo caso, el auditor dentro de su trabajo debe
reunir las suficientes evidencias, competente y oportuna. Ello es fundamental
para que realice una actividad de calidad, objetiva, transparente y ética.
Justamente, los criterios personales para evaluar qué tipo de evidencias se
requieren en cada circunstancia, en qué cantidad y cuáles característica
dependen del grado de competencia, profesionalismo y experiencia del auditor,
quien debe poseer un criterio independiente a los largo de su trabajo de
investigación.
Referencias Bibliográficas
Arens,
A.; Elder, R. y Beasley, M. (2007). Auditoria: un enfoque integral. 11eva ed. México: Pearson Educación.
Bermúdez, J. (2007). Control, auditoría y revisión fiscal.
Bogotá: Ecoe Ediciones Ltda.
Blanco, Y (2004). Normas y Procedimientos de la Auditoría Integral.
Bogotá: Ecoe Ediciones.
Gómez, F. (1993). Auditoría I (Edición ampliada). Caracas: Ediciones Fragor.
Mira Navarro, J. (2006). Apuntes de Auditorías. Creative Common.
Texto completo bajado de Internet.
Norma
Internacional de Auditoría (NIA) 200, Objetivo
y principios generales que gobiernan una auditoría de estados financieros.
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