sábado, 14 de octubre de 2023

El papel del riesgo en la formación de una cartera de inversión eficiente

 

Una cartera o portafolio de inversión es un conjunto de activos financieros que se combinan para ofrecer un rendimiento determinado a un riesgo dado. Durante el proceso de formación de la cartera, pueden surgir situaciones que impacten significativamente la rentabilidad esperada de la inversión, esto es lo que se conoce como RIESGO. Por lo tanto, desde una perspectiva financiera, el riesgo implica la posibilidad de sufrir pérdidas al realizar una inversión. Por lo general, se piensa que las inversiones riesgosas tienen una alta probabilidad de generar pérdidas y por eso se deben evitar. Sin embargo, la existencia del riesgo es fundamental para el funcionamiento eficiente del mercado. Si no existiera el riesgo, no habría necesidad de diversificar y desarrollar la cartera de inversiones que busquen la eficiencia, debido a que los inversionistas solo invertirían en valores que tuvieran el mayor rendimiento posible, lo cual, con seguridad, sería muy bajo. En este escenario, el manejo de información, el estudio de los mercados y los análisis de los activos de inversión serían irrelevantes. Así, solo sería necesario conocer cuál es el rendimiento esperado de los activos disponible en el mercado. Ahora bien, este escenario de certeza total es imposible. Entonces, la existencia del riesgo permite obtener diferentes niveles de rentabilidad a través de diversos instrumentos de inversión. En resumen, entender los riesgos es fundamental para el diseño y formación de una cartera de inversión eficiente, porque posibilita lograr diversos niveles de rentabilidad por medio de la diversificación de la inversión.

Para entender todo esto, se puede observar los dos siguientes gráficos. En el primer gráfico, hay dos inversiones en un mundo sin riesgo. Las inversiones "A" y "B" no experimentan fluctuaciones, lo cual indica la ausencia de riesgo. Sin embargo, la inversión "A" tiene una rentabilidad mayor que la "B". Según el principio de racionalidad de los inversores, todos elegirían la opción "A" en lugar de la otra, lo que haría que la inversión "B" desaparezca y los inversores no tengan posibilidad de diversificar su inversión. En el otro gráfico, la hipótesis es diferente. Ahora el riesgo es una realidad, lo que hace que la elección no sea tan obvia como antes. Los inversores que son adversos al riesgo posiblemente dejen de considerar atractiva la opción "A" debido a su variabilidad y prefieran invertir en la opción "B". Aun así, habrá otros inversores más arriesgados que vean en la opción "A" la posibilidad de obtener mayores rendimientos para sus fondos.

El segundo escenario, muestra cómo el riesgo brinda la posibilidad de que existan en el mercado diversos instrumentos de inversión, que permiten ofrecer variados niveles de rendimientos. Mientras mayor sea riesgo, mayor debe ser el rendimiento ofrecido por los instrumentos para compensarlo y hacerlos atractivos en el mercado. Es crucial, entender entonces, que el riesgo no es ni bueno, ni malo, solo es parte inherente del mundo financiero y de una manera u otra, siempre estará presente y se debe saber la forma de cómo determinarse y como protegerse de él, hasta donde ello sea posible. En todo caso, el riesgo ofrece la oportunidad a los inversionistas de obtener beneficios, que solo estarán limitados al grado de aversión posea y a su conducta racional.

Se debe comentar que para medir el riesgo de un activo desde el punto de vista matemático se realiza calculando la varianza y desviación estándar de la fluctuación de sus rendimientos esperados en un periodo determinado. Mientras mayor sea la varianza o su desviación más elevados serán los riesgos. En la siguiente gráfica se muestra el riesgo real de cuatro acciones. El cálculo del riesgo se realizó en el lapso desde julio de 2018 hasta julio de 2023, períodos mensuales. En tal sentido, se puede constatar que la acción más riesgosa es Amazon, la cual posee la mayor fluctuación de rendimiento, con una desviación estándar del 0,099. La menos riesgosa resultó ser Johnson & Johnson con 0,052.



Es esencial señalar que una forma, dentro de la teoría moderna de portafolio, de enfocar el riesgo de la cartera es mediante la identificación de lo que se denomina el riesgo No Sistemático o riesgo diversificable y el riesgo Sistemático o riesgo de mercado (Ross, S. y Westerfield, R., 1995). El primero, que también se conoce como riesgo único, es aquel que es propio o inherente del valor de una acción determinada. Este consiste en el riesgo de que el valor de una la acción cambie substancialmente con relación al valor de otras acciones en el mismo mercado. A esto se le denomina covarianza o correlación entre activos financieros. Vale decir, que el riesgo no sistemático se puede disminuir a través de una diversificación en el número de acciones que conforma el portafolio. En la medida de que se diversifica la cantidad de acciones en un portafolio, la varianza y desviación estándar de rentabilidad en el portafolio tiende a descender. Con respecto a este tema Van Horne (1998) señala que

 

el riesgo no sistemático se reduce a una tasa decreciente que va hacia cero al añadir a la cartera más acciones seleccionadas al azar. Varios estudios muestran que quince o veinte acciones seleccionadas al azar bastan para eliminar la mayor parte del riesgo no sistemático de una cartera. Por lo tanto, se puede lograr una importante reducción de riesgo no sistemático con una diversificación relativamente moderada. (p.74)

 Ahora bien, en concordancia con lo que menciona Van Horne (1998), el profesor del IESA de Venezuela, Jaime Sabal, citando a Statman, dice que “se ha determinado que los beneficios de la diversificación de una cartera de acciones en EEUU se agotan al llegar a 40 acciones” (p.11). Más adelante indica este autor, que en el caso de Venezuela las bondades de la diversificación se agotan al incorporar un número menor al portafolio. Explica que esto sucede debido a que los costos de transacción existente en los mercados financieros venezolanos son mayores que los de EEUU. De igual modo, Urbi Garay (2007), menciona que “la evidencia empírica indica que alrededor de diez instrumentos de renta variable se obtienen los principales beneficios de la diversificación” (p. 103). Como se puede observar, es posible diseñar una cartera de inversión con una cantidad limitada de activos financieros, lo que simplifica su administración.

Por su parte, el riesgo sistemático o de mercado, consiste en el riesgo de que el valor de las acciones de un mercado determinado cambie en dirección diferente al cambio del valor en los demás mercados. Formalmente, se puede definir el riesgo de mercado de la siguiente forma:

 
...como la probabilidad de que se produzcan una pérdida debido a un movimiento adverso de las variables de mercados que determina el valor de la compañía, tales como tipo de intereses, tipo de cambio, cotizaciones de acciones, precio de mercancía, etc. (Soler, J. et. al., 1999, p.44)

 

El riesgo sistemático no se puede disminuir por medio de la diversificación del portafolio en diferentes acciones dentro del mismo mercado, sino que se minimiza al efectuar inversiones en mercados diferentes, poco relacionados entre sí, es decir, que presenten comportamientos diferentes uno de otro, o que idealmente posean correlaciones negativas. Sin embargo, en la realidad todos los mercados mundiales cada vez se encuentran más interconectados, por lo cual están correlacionados en gran medida entre sí. A ello contribuye la tecnología de la información que permite el intercambio de información de los distintos mercados. Siendo así, se debe para minimizar el riesgo sistemático del portafolio buscando activos financieros de mercados de valores con relaciones lo más posible.

Toda cartera de inversión, de acuerdo con lo que se ha mencionado, posee un riesgo total que es compuesto por los riesgos previamente explicados, es decir, el riesgo sistemático más el riesgo no sistemático. 

RIESGO TOTAL = RIESGO SISTEMÁTICO + RIESGO NO SISTEMÁTICO.


En el gráfico anterior se muestra el comportamiento del riesgo sistemático y del no sistemático, en el que es posible observar como la diversificación de la inversión permite reducir el riesgo sistemático. Esta característica es fundamental en la administración eficiente de los portafolios de inversión, así como lo es la correlación existente entre los valores que componen los activos de la cartera.

Según José Soler et al. (1999), el riesgo de mercado o sistemático es producto de diversos factores que, actuando en forma conjunta o separada, afecta la situación del entorno en donde se desenvuelven las empresas, haciendo que el valor de estas fluctúe y por consiguiente el precio de sus acciones. Dentro de esos factores se encuentran: los tipos de intereses, tipo de cambio, cotización de las acciones y cotización de las mercancías.

Entonces, el riesgo de los tipos de interés ocurre cuando los valores financieros se cotizan o se negocian en un mercado donde los niveles de tasas los afectan de manera determinante. Una entidad estará expuesta a los mencionados riesgos cuando la variación del valor de mercado frente a un cambio en los tipos de interés de dicho mercado no coincida con la fluctuación del valor de mercado de las obligaciones y esta diferencia no esté compensada por la variación del valor de mercado de los instrumentos fuera de balance (Soler, J. et. al., 1999). La diferencia existente entre los activos y los pasivos afectados por la tasa de interés sucede por la disparidad de los importes, por la disimilitud en los plazos, en la fecha de amortización, en el tipo de interés, los cupones, los cuales pueden ser fijos o variables, en la calidad crediticia de los instrumentos y en las características de los mismos, entre otros factores. El precio a futuro de los activos financieros también se ve afectado por la tasa de interés, ya que esta es componente del costo de capital o tasa de descuento, según sea el caso.

Por su parte, el riesgo de las cotizaciones de las acciones se presenta cuando una empresa posee acciones que están correlacionadas con otras o con un índice de acciones, en donde el precio de una afecta el valor de la otra. Este tipo de riesgo pudiera existir cuando una firma invierte en otra, ya sea con propósitos especulativos o por razones de control. También se puede observar cuando esa acción es el activo subyacente de algún instrumento derivado.

En este mismo orden de ideas, el riesgo de mercancía o de inventario existe cuando el valor de una mercancía depende de su cotización en los mercados internacionales. Básicamente, este riesgo puede estar presente cuando se posee inventario en cantidad elevada, sea esto con fines de acumulación o por motivos especulativos u operativos. También puede existir cuando la mercancía es el activo subyacente de un instrumento derivado. El poseer una insumo o materia prima cuyo peso en el proceso productivo resulta relevante es una fuente adicional de riesgo, o si dentro del proceso ella es un componente fundamental del producto.

El riesgo de tipo de cambio se refiere a la posibilidad de que las fluctuaciones en los tipos de cambio afecten negativamente a una empresa y al valor de los instrumentos de inversión en su portafolio de valores. En el contexto de las finanzas internacionales, el tipo de cambio es el precio relativo de una moneda con respecto a otra. El valor de una moneda puede estar influenciado por diversos factores, como los fundamentos económicos de un país, la política monetaria, los flujos de inversión y las expectativas del mercado. Cuando una empresa opera en un entorno internacional, está expuesta al riesgo de tipo de cambio. Por ejemplo, si una empresa exporta sus productos a un país extranjero y el tipo de cambio de la moneda local se deprecia con respecto a la moneda en la que se factura, los ingresos recibidos en moneda extranjera serán inferiores cuando se conviertan a la moneda local. Esto puede afectar negativamente a la rentabilidad de la empresa y su capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.

Además, el riesgo de tipo de cambio también afecta al valor de los instrumentos de inversión en un portafolio de valores. Si un inversionista decide diversificar su portafolio incluyendo instrumentos denominados en monedas extranjeras, estará sujeto a los riesgos de las fluctuaciones en los tipos de cambio. Si el tipo de cambio se mueve en su contra, el valor de los instrumentos puede disminuir en términos de la moneda local del inversionista. Para mitigar el riesgo de tipo de cambio, las empresas pueden utilizar estrategias de cobertura, como contratos de futuros u opciones de divisas, para protegerse contra las fluctuaciones en los tipos de cambio. De igual manera, los inversionistas pueden utilizar instrumentos financieros derivados o diversificar su portafolio incluyendo activos denominados en diferentes monedas.

Todos los factores mencionados actúan de manera conjunta o independiente para que el riesgo de mercado sea una variable relevante en el diseño de una cartera de inversiones eficiente, debido a que ellos afectan el valor de la empresa en el mercado y, por ende, la cotización de sus acciones.

En conclusión, el riesgo desempeña un papel fundamental en la formación de una cartera de inversión eficiente. A través de la diversificación y el análisis exhaustivo de los instrumentos de inversión, es posible obtener diferentes niveles de rentabilidad. Si bien el riesgo implica la posibilidad de sufrir pérdidas, también ofrece la oportunidad de lograr rendimientos más altos. En consecuencia, es esencial que los inversionistas comprendan y administren adecuadamente el riesgo en su cartera, debido a que esto les permitirá optimizar sus ganancias y alcanzar sus objetivos financieros. Es, por tanto, que la gerencia del riesgo es un factor clave para conformar una cartera de inversión eficiente. Esto es, que se logre la mayor rentabilidad posible al menor riesgo dado con una combinación óptima de activos financieros.

Referencias

Ross, S., Westerfield, R. y Jaffe, J (1999). Finanzas corporativas. México: Mc Graw-Hill.

Sabal, J. (1999). Teoría de cartera. [en línea]http://www.iesa.edu.ve/profesores/Jaime_Sabal/ClasesPDF/Riesgo&retorno/Teordcart.PDF [Consulta: 2002, Abril 29]

Soler, J., Staking, K., Ayusi, A., Beato, P., Botìn, E., Escrig, M., y Falero, B. (1999). Gestión de riesgos financieros. Un enfoque práctico para países latinoamericanos. Washintong, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo.

Weston, J. y Coperland, T. (1988). Finanzas en administración. Caracas: Mc Graw-Hill.

Van Horne, J (1988). Administración financiera. México: Prentice Hall Hispano Americana S.A.

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