viernes, 23 de diciembre de 2022

La Importancia del Plan de Negocios

El plan estratégico o de negocios de una empresa describe su visión, misión y objetivos, señalando las estrategias y tácticas que se pretende utilizar para alcanzar esos objetivos. Este instrumento sirve como base para generar los presupuestos operativos, sus metas, así como los indicadores de gestión. También impulsa los programas y proyectos, describiendo, además, los procesos y procedimientos inmersos en el modelo de negocio. Esto conduce al diseño de un sistema de gestión eficiente que sirve de guía para la acción futura de la organización.

El propósito de todo plan estratégico es explorar las potenciales ventajas competitivas con las que cuenta la empresa. De poseerlas, el plan señala cómo aprovecharlas, potenciarlas e incluso, modificarlas, cuando ello sea necesario. Pero pudiera no tenerlas, entonces, el trabajo es mayor. La debe crear sí desea sobrevivir. Sin ventajas competitivas, sin elementos diferenciadores, sin propuesta única de valor que sean percibidas o apreciadas por los clientes y el propio mercado, las organizaciones lucrativas difícilmente puedan trascender en el tiempo. Entonces, resulta relevante contar con un proceso de planificación estratégica que ofrezca la oportunidad de buscar soluciones que coadyuven a la posibilidad de éxito empresarial. En concesecuencia, el plan de negocios que resulta e un instrumento de gestión fundamental para los fines de la institución.

Los planificadores de la empresa deben poseer capacidad de pensamientos creativos e innovadores. Además de ser integradores y poseer una visión de conjunto, que les permita estimar un futuro probable, cargado de incertidumbres, riesgos, pero también de oportunidades. Debe ser unos optimistas e incluso soñadores. Es necesario que sean emprendedores, constructores y creadores de un futuro deseado. Con buenas dotes de liderazgo y de aventureros del pensamiento. En definitiva, deben mostrar una gran capacidad de generar pensamientos estratégicos que permita ofrecer soluciones, así como opciones de movimiento en el futuro a la empresa.

Para el diseño del plan de negocios es preciso analizar el entorno, la situación actual de la empresa, sus clientes reales o potenciales, presentes y futuros. Se debe estudiar con detenimiento a sus competidores, proveedores y otros actores externos claves. Adicionalmente, es esencial determinar los elementos internos de la organización. Cuáles son los talentos con los que se cuenta, sus niveles de conocimientos y experticia que marque un factor diferenciador con respecto a la competencia. De igual manera, el clima laboral, así como la cultura organizacional, deben formar parte imprescindible de la descripción y análisis interno.

La planificación estratégica debe tener en cuenta el manejo de la incertidumbre y los riesgos que ella acarrea. Es por esto que debe ser un proceso flexible, siendo necesario el manejo de escenarios. Es conveniente tener presente que el proceso de planificación estratégica origina un plan de negocios, el cual debe contar una historia. Un relato en el que se explique claramente qué pretende lograr en un determinado plazo, qué objetivos y cómo los alcanzará. Debe ser una historia creíble, inspiradora y factible. Que sea compartida por todos los miembros de la organización. Es por ello, que es imprescindible involucrar a la mayor parte de los integrantes de la empresa en el diseño del plan de negocios, o por lo menos, a los sujetos claves de todos los niveles. Esto hará que exista el necesario sentido de pertenencia que resultará fundamental para llevar a cabo la ejecución del plan.
Es fundamental entender que el plan estratégico más que un instrumento formal de la organización, que muchas veces se genera, pero que en algunos casos poco sirve para su ejecución real, es un ejercicio de reflexión gerencial. Es un proceso que sirve a la empresa para entender su entorno, su realidad interna, sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Hace posible realizar un esfuerzo mental en equipo que contribuye a la comprensión de dónde está y cómo se mueve el negocio. Cuál es su ecosistema empresarial. Por tanto, el solo hecho de practicarlo de manera formal, consecuente y con seriedad ofrece una oportunidad única de crear la sinergia necesaria para tener una prospectiva del porvenir. Pero mejor es, si realmente una vez elaborado el plan se ejecuta el mismo con responsabilidad.

El protagonista del plan de negocios, su eje central son las necesidades del cliente. La empresa existe para atender esas exigencias y deseos. Ella vive para resolver los problemas de los consumidores, más que para obtener ganancia. Esto último será una consecuencia si hace bien su trabajo. Si satisface a sus clientes y resuelve sus inquietudes tendrá, seguramente, beneficios. Si los atiende mejor que nadie, de un modo diferente y, además, les ofrece productos o servicios que superen sus expectativas posiblemente será recompensada. En resumida cuenta, si entrega calidad su rentabilidad debería reflejarlo. Claro está, esto no le asegura la supervivencia, pero si le abre una buena posibilidad. El mundo de los negocios nada está dicho.

Vale decir que el proceso de planificación es continuo y repetitivo. Se debe revisar de forma contante y cambiar en lo necesario cuando las circunstancias así lo exijan. Ningún escenario es estable, son más bien dinámicos y por ello pone en tela de juicio la permanencia del plan como tal. Cambios imprevistos del entorno obligan a modificar aquellos elementos del plan que son afectados. Pero incluso, en muchas oportunidades es imprescindible variar el propio plan, sustituirlo por otro. Justamente, esa es la realidad con la cual convive el planificador. Un continuo ejercicio de modelación del futuro, incierto, lleno de incertidumbre y competencia. Así pues, la transformación es la recurrente y la empresa debe estar en todo momento preparada. Por tanto, el proceso estratégico debe formar parte de la cultura de gestión de los dirigentes empresariales.

Por último, la elaboración del plan de negocios debe ser un reto fundamental para la alta gerencia. Ese debe ser considerado un documento normativo que guía la acción de la organización. Es posible que la empresa funcione sin la existencia de un plan de negocio. Día a día podrá llevar a cabo sus procesos operativos rutinarios. También pudiera ocurrir que efectúe sus ventas, sus pagos y cumpla con los rituales propios de cada organización. Quién puede dudar de ello. Pero con toda seguridad, ante cambios repentinos, nueva competencia, modificación de las condiciones del entorno o cualquier otro movimiento imprevisto, tendrá muy poca capacidad de respuesta. Ello la colocará en una situación difícil con poca posibilidad de responder a tiempo o con las medidas pertinentes. Sin el plan la empresa muestra poco margen de maniobra para enfrentar esos eventos que siempre llegan. Justamente, la elaboración del plan de negocios es un mecanismo preparatorio que hace posible tomar las acciones en el tiempo preciso. El diseño del plan obliga a los líderes organizacionales a efectuar un recorrido mental que los coloca en una posición favorable ante potenciales momentos de turbulencia. Por tanto, un plan de negocio es una necesidad, más que un lujo intelectual. Toda empresa debería contar con este instrumento sin importar su tamaño. 






 

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