La planificación es parte del paradigma de la administración como ciencia. Es una de sus funciones básica, la cual constituye la esencia del dibujo del destino que desean lograr las empresas en el futuro mediato o inmediato. Por su intermedio se pueden prever los objetivos y metas y generar las condiciones necesarias para estar preparado ante posibles cambios en el entorno llenos de incertidumbre y riesgos para el negocio. Es una actividad esencial para la supervivencia de la organización, debido a que optimiza la gestión administrativa y otorga racionalidad en el manejo de los recursos escasos por naturaleza. Ella, en conjunto con la dirección, coordinación, dirección, organización y control, permite que la sociedad cuente con firmas que poseen alguna posibilidad de supervivencia en un medio cada vez más difícil y exigente. Entonces, la acción de planificar direcciona el rumbo y acerca a la institución a la visión anhelada, la vincula con su misión y le ofrece los medios para construir su camino empresarial.
Las decisiones corporativas se deben asumir
siempre de acuerdo con los puntos fuertes de la idea de negocio; sin embargo,
es mucho más fácil tomar una decisión si esa idea se transmite de forma clara y
precisa por medio de instrumentos de gestión, como lo es un plan de negocio bien
elaborado. Este último permite vincular la estrategia, las tácticas y las
operaciones de la organización en un documento que busca el análisis racional,
riguroso y a la vez flexible que le asegure a los directivos de la compañía
tener una noción clara de los fenómenos internos y externos a los cuales se
enfrenta en su trabajo rutinario. Es un mecanismo con el que se logra
concatenar conceptos, escenarios y acciones de respuesta ante de que los
acontecimientos ocurran de verdad. Es una herramienta formal que prepara a la
organización, le genera conocimientos y le permite aprender de modo constante.
Es en definitiva el plan de negocio una ventana que muestra posibilidades y
ofrece opciones previas de rumbos a tomar ante determinados eventos. Como
señala Friend y Zehle (2008), las estrategias exitosas son aquellas que puede
escribirse en papel, mostrarse coherente, lógicas, racionales y factibles. Si
esto resulta difícil, entonces la idea de negocio probablemente se encuentre
mal concebida, sea irrealizable o tenga como destino el fracaso si se pone en
práctica.
El plan de negocio describe la visión y los
objetivos de la empresa que se encuentran operando o de aquellas aún son ideas
en gestación o proyecto plasmado en papel. El mismo permite señalar las
estrategias y las tácticas que se pretenden utilizar para alcanzar los
objetivos. Este instrumento sirve como apoyo para construir los presupuestos
operativos, las metas asociadas a los objetivos, los programas, proyectos, así
como los procesos y procedimientos inmersos en el modelo de negocio. Esto
conduce al diseño de un sistema de control de gestión eficiente. Para la
conformación del plan de negocios se requiere estudiar el entorno, la situación
actual de la empresa o del proyecto como idea en gestación, sus clientes reales
o potenciales, así como los futuros, según sea el caso. Es fundamental
determinar sus competidores, proveedores y otras variables externas claves. A
la par de ello se debe analizar a lo interno de la organización para tener
claridad de con qué talento humano se cuenta, su grado de conocimiento y
experticia, así como su clima y la cultura organizacional
Es evidente la importancia que tiene el diseño de un plan de negocio para el éxito de la gestión de la empresa. Es cierto que
dicho documento no asegura el logro de los objetivos y meta de la firma, pero
carecer de él si potencia su posibilidad de fracaso. Como menciona Vainrub
(2004), un plan de negocio se requiere para decidir si se ejecuta una idea o
no. Según lo expresa el autor en referencia, la razón fundamental de elaborar
dicho documento es apoyar la toma de decisión en cuanto si es provechoso
utilizar recursos escasos en el desarrollo de una idea empresarial. Asimismo,
el plan de negocio es la herramienta fundamental para la planificación de la
organización. Por su intermedio se pueden organizar actividades y tareas, lo
cual permite optimizar la gestión interna de la administración. Adicionalmente,
siguiendo nuevamente a Vainrub (2004), este instrumento funciona como documento
de venta. Su existencia permite que sea mostrado al mercado inversionista,
quienes tienen la capacidad de apoyar en la creación de empresas y de proyectos
de inversión de variados tipos. Esencialmente, el plan de negocio constituye un
elemento de control, debido a que a través de su uso es posible detectar
desviaciones al rumbo previsto en el mismo.
La variable que explica la elaboración de
cualquier plan de negocio es la necesidad del mercado y de los clientes que lo
integran. Las empresas se crean y existen para atender eso que requieren los
consumidores. Las organizaciones son medios eficientes para lograr los
objetivos de la sociedad en su conjunto de un modo más adecuado que si se
intenta de manera individual. Entonces, lo que mueve al mundo empresarial, como
el conjunto de organizaciones que son, es el de resolver los problemas de los
demás, obteniendo con ello un beneficio principalmente económico. Atender deseos
insatisfechos o solventar dificultades, fallas o deficiencias del mercado son
razones que justifican la creación o permanencias de las diversas unidades
productiva que conforma el entramado de negocios de una economía en general.
El plan de negocios debe describir una historia
que desea vivir la empresa, sea esta una constituida u alguna que se desea
crear. Debe convencer a propios y extraños de la factibilidad del futuro de la
organización. Debe ser coherente, racional y ajustado a las capacidades,
recursos y talento que realmente posee la iniciativa empresarial. Será poco
útil formular un plan de negocio, es de decir, contar una historia, si para su
ejecución se necesita contar con elementos imposibles de obtener en el momento,
condiciones y en las cantidades requeridas. Por tanto, dicho documento tiene que
mostrar aspectos esenciales de la idea, proyecto de negocio o de inversión de
la compañía y sus proponentes. Es allí, en donde existe la utilidad práctica de
esta herramienta de planificación estratégica que visualiza una visión y una
misión que puede impactar la supervivencia del proyecto económico que significa
ejecutar cualquier iniciativa empresarial.
Existes diversos modelos de plan de negocio,
diversos modos de mostrar su contenido. No obstante, todos muestran al menos
los aspectos esenciales que permite suponer el éxito de la iniciativa inmersa
en el plan. El diseño y el contenido de este documento se asocia a la decisión
comercial o de las actividades que sustenten el plan, así como del público a
quienes el plan se encuentre direccionado (Friend y Zehle, 2008). Ahora bien,
cualquier plan de negocio debe contener al menos los siguientes elementos: un
resumen ejecutivo en el cual se informe de manera sucinta de que se trata el
proyecto o la propuesta de inversión. Ella debe ser precisa, atractiva y
esencialmente una carta de presentación para el lector. Esta sección es clave
para invitar a los potenciales inversionistas a asumir riesgos. Si desde esta
instancia no se despierta el interés, es poco relevante el resto del contenido,
por muy brillante que sea la idea o el plan.
Dentro de este orden de ideas, un plan de
negocio debe mostrar información básica de la empresa que existe o que se
espera crear. Ello debe permitir al lector visualizar a la organización en la
cual se desarrollarán las acciones que se comenta en el plan. Es fundamental
incluir un análisis estratégico. Se debe señalar los aspectos relevantes del
entorno, de las fortalezas internas de la organización, las competencias
centrales, recursos disponibles o requeridos, entre otros elementos que ayuden
visualizar en qué punto se encuentra iniciativa o idea. Asimismo, debe contener
asuntos esenciales de todo plan estratégico: visión, misión y objetivos, junto
con las acciones que se proyectan llevar a cabo para alcanzar el destino que se
plantea como meta. Es necesario que cuente con un plan de comercialización y de
producción o de prestación de servicios, según sea la naturaleza del negocio.
Por último, el plan de negocio debe señalar el tipo de estructura organizacional
que acompaña la propuesta, su talento humano y todo aquello que posibilite el
éxito del proyecto económico.
Al final, todos y cada uno de esos elementos
constitutivos del plan de negocio, más otros que sean relevantes, según las
circunstancias, deben generar proyecciones y datos financieros. Resúmenes de
indicadores, proyecciones de ventas, costos y gastos, estimaciones en las que
se basen los resultados financieros proyectados, flujos de caja futuros, entre
varios, muestran la relevancia del adecuado manejo de información (Friend y
Zehle, 2008). Con estos elementos es posible diseñar los escenarios futuros
bajo la perspectiva numérica y a través de ella determinar la factibilidad
económica del proyecto.
Referencias Bibliográficas
Friend, G. y Zehle, S. (2008). Cómo diseñar un plan de negocios. 1era.
Ed. Buenos Aires: Cuatro Media.
Vainrub, R. (2004). Convertir sueños en realidades. Una guía para emprendedores.
Caracas: Ediciones IESA:
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