Las empresas que mayores éxitos muestran en su gestión rutinaria son las que se orientan al cliente. Son organizaciones que buscan entender las necesidades de los mismos y trabajan para satisfacerlas (Kotler y Armstrong, 2013). En tal sentido, definen de modo claro cuál es su mercado meta para dedicarle la mayor atención posible. Se dedican a incrementar su participación e invierten en ese propósito. Ellas comparten la pasión que ofrece éxito de satisfacer lo que el cliente requiere. Los líderes de la entidad motivan e impulsan a sus colaboradores a construir y cultivar relaciones sólidas, de largo plazo y que se sustenta en la creación de valor (Kotler y Armstrong, 2013). En esta filosofía de manejo empresarial que se enfoca en el cliente como elemento medular de la vida organizacional, el marketing desempeña un papel relevante. Su uso como herramienta gerencial es fundamental para la consecución de los objetivos empresariales, así como la construcción de estrategias y acciones que posibiliten el posicionamiento del negocio en un mercado cada vez más complejo, dinámico y competitivo.
En
este contexto, Kotler y Armstrong (2013), señalan que en un mercado ultra
competitivo el éxito de las empresas se centra en la gestión de los
consumidores como factor determinante de la búsqueda de ventajas competitivas
sostenible. Es necesario que lleven a cabo las acciones adecuadas para ganarle
clientes a otros competidores, mantenerlos e incluso crecer en su número por
medio de la entrega de soluciones que les agregue valor. En pocas palabras, se
debe trabajar en mejorar la atención del mercado y lograr que en este se
perciba la calidad, la confiabilidad y la responsabilidad que tiene la
organización en cuanto a los bienes o servicios que comercializa. En tal
sentido, el marketing es una disciplina fundamental para esos fines y para
apoyar en cuanto al conocimiento del mercado y al análisis detallado de las
características y necesidades de la clientela.
El
marketing es una disciplina relevante para las organizaciones, cualquiera que
estas sean o a lo que se dediquen. Igual su existencia es fundamental para las
que poseen fines de lucros, como para las que no. Ella permite contribuir a la
obtención de las metas organizacionales (Kotler y Armstrong, 2013). Esto es
posible debido a que el marketing dentro de sus muchas funciones se encuentra el
hecho a que contribuye a conocer el mercado en la cual se desenvuelven las
organizaciones, permiten detectar y determinar las necesidades de los clientes,
así como sus deseos o anhelos. Ello posibilita la entrega de bienes o servicios
que satisface del mejor modo posible esas necesidades o deseos existentes. En
las empresas que buscan la generación de riqueza material el concepto de
marketing, que se enfoca en el cliente y en el cómo crearle valor, les evoca
una herramienta que le origina la fuente del incremento de sus ventas,
utilidades y rentabilidad. Ello también es así para aquellas que tienen como
norte soluciones no lucrativa desde la perspectiva económica. Saber que desean
o necesitan sus usuarios le facilita entender cómo ser más eficiente en el logro
de sus objetivos filantrópicos.
Como
expresan Kotler y Armstrong (2013), el marketing como filosofía de gestión se
debe centrar en el cliente, en su sentir y en consecuencia busca su atención en
las necesidades o deseos que manifiestan. Es así, que por medio de esta
disciplina la empresa no busca al consumidor correcto para los bienes o
servicios que produce y ofrece, sino que trata de generar aquello que el
cliente realmente exige. Es decir, el producto correcto según lo percibe y
quiere el comprador (Kotler y Armstrong, 2013). Entonces, el marketing es un
tema de relaciones entre la entidad y los miembros del mercado. Es por su
intermedio que se logra relacionar ambos mundos, la corporación y su entorno.
De allí su relevancia como mecanismo para la supervivencia de cualquier
negocio. Con ella las relaciones que deben existir entre ambas partes se hacen
redituable, para uno desde la perspectiva económica, para el otro porque
obtiene lo que necesita o cree necesitar. Ello será una cuestión de percepción,
que también trata el marketing como campo de estudio.
El
marketing tiene como objetivo crear, incentivar y desarrollar relaciones
perdurables con los clientes y el mercado. Se pudiera decir que es la
disciplina empresarial de las relaciones. Es un medio que permite la
permeabilidad de la empresa con su entorno. Ella consolida a la organización
como un sistema abierto. Es en sí, una pantalla reproductora que permite al
mercado conocer que le ofrece la entidad productora, cómo y en qué condiciones
en cuanto a calidad y entrega. Es un modo de informar a los posibles clientes
cómo se le atenderá y qué necesidades y deseos se le satisfará. Entonces, el
marketing cumple un doble propósito, el primer lugar busca atraer nuevos
compradores con la promesa de entregar un valor superior y en segunda
instancia, conservar los existente con esmero a través del suministro de
soluciones que le satisfagan (Kotler y Armstrong, 2013).
El
marketing, según Kotler y Armstrong (2013), es un proceso social y empresarial
que permite a los individuos y a la organización obtener lo que necesitan. Ello
debido a la creación e intercambio de valor entre las partes. Para uno, como
cliente, el valor radica en la atención de una necesidad o deseo, aparente o
real, de acuerdo con la percepción que este posea. El otro se beneficia por el
resultado final de la entrega del bien o servicio. Es una relación que se
construye en lo que uno requiere, que otro puede ofrecer. Entonces, siguiendo a
los mismos autores, esta disciplina como concepto supone la generación de
relaciones que buscan el intercambio rentable en función al valor que se agrega
y se entrega a la contraparte. Siendo así, el marketing es un proceso que
posibilita a la empresa agregar valor para sus clientes, que ocurre gracias a
la existencia de fuertes relaciones con los mismos.
Por
tanto, el marketing aspira la gestión eficiente de relaciones redituables entre
la empresa y su mercedo meta. Es un fenómeno empresarial que se sustenta en
cohesionar las partes que se necesitan de un modo inteligente y utilitario. Ese
relacionamiento ocurre por la creación de valor que existe en el intercambio de
intereses complementarios. Se suplementan en los fines de cada tienen. Uno
satisface una necesidad o deseo y el otro de recibe un pago o retribución por
ello. Sin embargo, lo que pretende la empresa va más allá de ese intercambio
puntual. Busca forjar una relación sólida, que sea duradera en el largo plazo.
Se sabe que gestionar un nuevo cliente es más costoso que mantenerlo. Además,
ese consumidor habitual que se siente satisfecho es la mejor promoción con el
que puede contar el negocio. La satisfacción se recompensa con lealtad y
difusión de las buenas experiencias (Kotler y Armstrong, 2013).
Para
Niniz et al. (2021), el marketing es un proceso que permite agregar valor a los
bienes o servicios que entrega la empresa a sus clientes. La misma busca
fortalecer lazos con ellos y lograr de esta forma su fidelidad. Entonces, la
estrategia que se pretende es la creación de relaciones perdurable que se
transformen en beneficio de largo plazo entre las partes que integran ese
compromiso. En tal sentido, la gestión se debe sustentar en cómo se desarrolla
valor palpable por el cliente y que este estime como tal. Tal situación exige a
la organización creatividad, innovación y comprender en todo momento que
quieren sus demandantes y cómo cambia el entorno en el cual los mismos se
desenvuelven. Por tanto, el constante monitoreo de la realidad, el continuo
aprendizaje y la investigación del mercado es una tarea fundamental del
marketing. La pasividad y reactividad no son opciones para las entidades que
quieran sobrevivir y ser exitosas. De allí la relevancia la mencionada área de
negocios.
En
definitiva, el marketing se sustenta en el conocimiento del ambiente general,
de su mercado meta, sus integrantes y clientes, así como de las necesidades y
deseos de estos, además del propio producto o servicio que ofrece (Kotler y
Armstrong, 2013; Niniz et al., 2021). Ello le permite promover y facilitar el
proceso de intercambio de bienes y servicios (Niniz et al., 2021). Con esto se
pretende satisfacer los requerimientos y deseos de los consumidores, por lo
cual la empresa obtiene ingresos, ganancias y rentabilidad, lo que permite
cumplir su objetivo y su razón de existir en el entramado social. Es, por tanto,
que el conocer a quién se dirige la organización, quienes son, qué quieren y
cómo lo desean, entre otros aspectos, en fundamental para la correcta gestión
de marketing empresarial. De allí lo esencial de implantar un proceso de
inteligencia de negocios que vaya de la mano con esta función corporativa.
Referencias
Kotler,
P. y Armstrong, G. (2013). Fundamentos de marketing. 11va ed.
México: Pearson Educación.
Niniz, J. C. J., Lopez, M. A.
V., & Velázquez, S. R. (2021). La mezcla de mercadotecnia como instrumento
para evaluar la competitividad de la industria del té tradicional en Uruapan,
Michoacán. Repositorio de la Red
Internacional de Investigadores en Competitividad, 15(15). 84-98.
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