martes, 27 de septiembre de 2022

La importancia del pronóstico en la empresa

 


La planificación es un proceso que pretende proyectar escenarios distantes en el tiempo y que resulta útil como actividad si la misma se acompaña de elementos técnicos que permitan cierto grado de racionalidad en las previsiones. Esto es así debido a que idear el futuro deseado se encuentra cargado de mucha incertidumbre, lo cual se traduce en riesgos. Nadie conoce el porvenir, eso es algo lleno de certidumbre, pero tratar de visualizarlo es un buen intento para estar preparado y tener la capacidad de reacción ante eventos que pudieran ocurrir. Es mejor dibujar distintas situaciones y crear acciones de respuesta ante ellos, que esperar a que las circunstancias lleguen y determinar cómo responder en ese momento. La primera posición es proactiva, la segunda reactiva. 

Una planificación empresarial útil para la toma de decisiones debe basar su manejo de escenarios en el uso de pronósticos. Las previsiones futuras que exigen la implantación de determinadas estrategias que permitan alcanzar los objetivos planteados y con ellos cumplir con la visión y misión organizacional se sustenta en previsiones de demanda, de incremento de los precios, de la producción, de las ventas, de los costos, de las ganancias y otras tantas variables del negocio. La planificación como herramienta de gestión que posibilita la anticipación a eventos venideros es fundamental para el éxito de la empresa. Sin embargo, se requiere que dicho presupuesto del porvenir cuente con información relevante en cuanto a la posible realidad que aguarda a la entidad. 

Los pronósticos, como lo menciona Ferrera (2013), son estimaciones de valores futuros de una o más variables que se calculan por medio de la aplicación de métodos y procedimientos que buscan minimizar el margen de error, valiéndose del buen juicio y experiencia del pronosticador. Para Render y Heizer (2007), pronosticar es un arte y al mismo tiempo una ciencia que permite predecir los eventos porvenir. Esos autores señalan que se pueden utilizar datos históricos y su proyección a través de algún tipo de modelo matemático. Aunque también puede ser una predicción subjetiva o intuitiva, o en el mejor de los casos una combinación de ambas, en el cual los resultados del modelo matemático se ajustan en función a la sensatez del tomador de decisiones. Esto es relevante debido a que ningún método prospectivo es superior o infalible y siempre será conveniente el complemento de distintas herramientas de predicción de escenarios ulteriores. 


Las habilidades y capacidades de quienes estiman eventos futuros de modo intuitivo en muchos casos resultan insuficientes, por lo cual se deben utilizar técnicas de pronósticos formales tanto cualitativas como cuantitativas. Esto es especialmente necesario cuando se cuenta con datos suficientes o existen situaciones complejas y de alto impacto que pudiera afectar los resultados de la organización. Es obvio que mientras mayor información se posea la manera de realizar las previsiones será mejor, así como las respuestas que se obtienen; no obstante, siempre será factible y obligante planificar y fijar escenarios de mediano y largo plazo a pesar de la insuficiencia de información. Pretender conducir una entidad sin tener en cuenta las previsiones de fenómenos ulteriores que la podrían impactar es un error que se paga caro. 

Para que la planificación sea útil debe contar con pronósticos que hagan factible generar escenarios viables o contexto de una realidad probable. Es posible que los planificadores en determinadas circunstancias utilicen su intuición como mecanismo de proyección; sin embargo, esta manera de previsión dista de ser eficiente. En cambio, realizar estimaciones de modo racional, con la utilización de las diversas técnicas que existen para ello es un factor clave para el éxito de la organización. Las distintas posibilidades de prever el futuro permiten obtener datos e información que facilitan la construcción de conocimiento y con ello mejorar la toma de decisiones. 

Como señalan Cadenas, Ariza y Palomo (2018), basado en Johansen (2008), los pronósticos no buscan predecir el futuro, ello es imposible. Lo que en realidad pretende es identificar las potenciales consecuencias que los cambios del entorno pueden tener sobre la organización. Es un medio para anticipar el probable comportamiento del mercado y de las variables que lo conforman. Es decir, que la actividad de pronosticar permite tener ideas cercanas a las determinadas condiciones que pueden ocurrir, pero siempre con el entendimiento de que el margen de equivocación es elevado. Esta situación indica entonces, que el pronosticar no disipa la incertidumbre, sino que facilita su gestión inteligente. No existe capacidad real de adivinación y menos de profetizar el porvenir. Por lo menos, es así en el mundo de los negocios. En resumida cuenta, como señala Aymerich (2011), el pronosticar funciona como una herramienta cuyo fin principal es la reducir los riesgos en la toma de decisiones. Esto implica, que, por medio de su uso adecuado, entiendo sus limitaciones, es posible generar información que de alguna manera minimiza el campo de la incertidumbre en la cual se desenvuelve la empresa. 

Los pronósticos son fundamentales para la toma decisión presente en función a eventuales escenarios futuros. Ellos proveen información de hechos probables, aunque defectuosa en su certidumbre, que de alguna forma señalan alternativas de caminos a seguir. Esta situación se traduce en posibles estrategias como respuesta a las previsiones con las que se cuentan. El pronosticar es una actividad imprescindible en el campo de los negocios, más si tiene en consideración la existencia de un entorno cada vez más complejo, cambiante y competitivo. El hecho de ser impreciso en nada le resta su utilidad y preeminencia como medio de racionalizar el pensamiento del estratega. Buenos datos, bien procesado, aunado al buen juicio del tomador de decisiones resultan en elementos favorables para la gestión de la empresa. 

Los métodos y técnicas de proyección empresarial se pueden clasificar en dos categorías: las cualitativas y cuantitativas. Ambas son de gran utilidad y en muchas ocasiones se recomienda el uso combinado de las mismas. Como señala Ferrara (2013), siempre es prudente evitar los extremos. Es decir, sería riesgoso para la calidad de la previsión solo basar la determinación de los eventos futuros en métodos cualitativos, pero también lo es utilizar exclusivamente los cuantitativos. De nuevo, aquí opera la racionalidad y la experiencia del tomador de decisiones. Las dos alternativas en conjunto pueden generar escenarios que permitan un mejor manejo de la incertidumbre. Sin embargo, se debe tener presente que por más refinado que sea el proceso de predicción el margen de error formará parte de los modelos resultantes. Aunado a ello, mientras más alejado se encuentre el futuro a proyectar mayor posibilidad de fallar en las estimaciones. Claro está, que dicha deficiencia o peligro en nada invalida la necesidad de realizar prospectiva del entorno empresarial. 

Los pronósticos que se basan en métodos cualitativos prevalecen la opinión de expertos en el campo objeto de la proyección. Son en término general subjetivos y se apoya en el juicio humano. Por ejemplo, si se desea prever las ventas para el próximo período o quizás para los siguientes tres o cinco años, se cuenta con los criterios experimentados del gerente de venta, o los vendedores más avezados, o tal vez su cuente con el enfoque de consultores externos o grupos de clientes del mercado meta, etc. En fin, en el uso de este método prevalece el juicio de valor, los parámetros personales, la experiencia y otros factores que sustentan las previsiones de la organización. Según Ferrera (2013), este modo de pronosticar es común cuando existe poca disponibilidad de datos, los que se tienen son poco confiables o su obtención es difícil o costoso. Ocurre así con empresas de reciente creación o que por su tamaño tiene pocas posibilidades de obtener información clave que les permita utilizar técnicas más sofisticadas. En todo caso, es mejor efectuar este tipo de proyecciones a no realizar ninguna. Como expresa Ferrera (2013), algunas de las herramientas que se utilizan en este método son el consenso de panel, método Delphi, analogía histórica, técnicas acumulativas e investigación de mercado, entre otras. 

Por su parte, los métodos cuantitativos sustentan sus procedimientos en conocimientos y herramientas matemáticas y estadísticas para el manejo de datos. Se emplean cuando existe suficiente información histórica confiable que facilita realizar pronósticos en función a datos del pasado. En tal sentido, con esa data pretérita se intenta predecir o estimar su proyección o comportamiento futuro. En esta instancia la intuición y la experiencia pasan a un segundo plano debido a que los resultados numéricos señalan el cómo pudiera ser el porvenir de las variables objeto de estimación. El juicio que emite el tomador de decisiones se sustenta en estos casos en los números que obtiene. No obstante, recomienda Ferrera (2013) que se complemente estos métodos con los cualitativos, para contar con mayor posibilidad de éxito y minimizar el margen de error. En términos generales los métodos cuantitativos de pronósticos se pueden clasificar en dos grupos: herramientas que se sustenta en el manejo de series de tiempo y los modelos causales. 

En resumen, las empresas requieren planificar para tener la capacidad de mostrar un comportamiento proactivo ante un medio ambiente, presente y futuro, lleno de incertidumbre, dinámico, cambiante y cada vez más complejo. Dicho proceso de previsión se debe sustentar en el uso de información relevante, cuando ello sea posible, además de modelos cualitativos y cuantitativos que permitan el diseño racional de escenarios probables. 

Referencias bibliográficas

Aymerich Armando. (2011, noviembre 9). Pronósticos y planeación de necesidades en su negocio. Recuperado de https://www.gestiopolis.com/pronosticos-y-planeacion-de-necesidades-en-su-negocio/

Cadena Lozano, J., Ariza Garzón, M. y Palomo Zurdo, R. (2018). La gestión de pronóstico en las decisiones empresariales: un análisis empírico. The management of forecasting in business decisions: an empirical analysis. Revista Espacio. Vol. 39 (Nº 13) Año 2018. 

Ferrera Gutiérrez, A. (2013). Manual de pronósticos para la toma de decisiones. México: Editorial Digital Tecnológico de Monterrey. 

Render, B. y Heizer, J. (2007). Administración de la producción. México: Pearson Educación. 



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