La globalización que se desarrolla en el mundo moderno es un impulsor del comercio internacional (Flores, 2016). Es más, se podría decir que es una consecuencia de la misma. Según Daniels et al. (2013), la globalización son el “conjunto de relaciones que se amplían entre individuos de diferentes partes que por casualidad está divido en países” (p. 5). Este fenómeno explica la integración que existe entre las economías mundiales debido a la eliminación de barreras para la comercialización e intercambios de bienes, servicios, capitales, tecnología y mucho menos, de personas. Ahora bien, el comercio internacional es todo aquello que implique flujos de transacciones e intercambios comerciales que ocurre entre dos o más naciones (Daniel et al., 2013; Rodríguez, 2007). Ello incluye ventas, exportaciones e importaciones, inversiones y transporte. Esta práctica ofrece la oportunidad de ampliar los mercados, atender a más clientes y fomentar la satisfacción de necesidades y deseos de múltiples interesados. Todo lo cual significa una ocasión de mejorar la calidad de vida de la población mundial que tiene acceso a bienes o servicios de diversos orígenes.
El
comercio internacional es una oportunidad para que cualquier empresa, que tenga
la capacidad y fortalezas necesarias, pueda ampliar sus mercados, mejorar sus
ingresos y fortalecer su rentabilidad. Sin embargo, ese paso implica elevados
riesgo e incertidumbre que puede poner en dificultad su estabilidad. Entrar en
nuevos mercados, especialmente el global, requiere de recursos, tiempo y otros
factores implícitos. Es por ello, que debe ser una acción planificada de modo
estratégico, con plena conciencia de sus consecuencias, pero también de sus
beneficios. El mercado externo ofrece posibilidades de negocios que se deben
evaluar con racionalidad y profesionalismo por individuos que conozcan del
tema. Es una decisión que debe ser informada, debido al impacto que ella puede
tener en el futuro de la firma. Decidir de forma equivocada puede generar altos
costos y pérdida económica que ponen en peligro la permanencia del negocio.
Entonces, el intento de ir a los mercados externos debe ser bajo un proceso de
planificación estratégica que busque comprender a plenitud la tarea que ello
significa.
Es, por tanto, la planificación un factor clave en cualquier tipo de empresa, pero
esto es especialmente pertinente en el comercio internacional (Friend y Zehle, 2008; Rodríguez, 2007). Al
tener que enfrentar factores políticos, culturales, legales y económicos de
diferentes países, las empresas necesitan una planificación sólida para manejar
los riesgos y la incertidumbre (Wheelen y Hunger, 2007). Resulta determinante
que las compañías internacionales se tomen el tiempo para entender los mercados
en los que esperan operar. Esto incluye una comprensión de la cultura, el
idioma y las regulaciones legales del país, entre otros aspectos. Al tener un entendimiento
completo de estos factores, las organizaciones pueden crear estrategias que
sean más eficaces y atractivas para el público objetivo (Kotler y Armstrong,
2013).
El
proceso de planificación debe considerar diversos factores intervinientes en su
diseño y formulación (Rodríguez, 2007). Uno de ellos es el análisis del
mercado. Resulta fundamental determinar las características del entorno que la
empresa espera satisfacer (Wheelen y Hunger, 2007). Se tiene
que tener presente si existen las condiciones necesarias, si hay oportunidades
reales y cuáles son los riesgos potenciales a los cuales se enfrenta el
negocio. El estudio minucioso del mercado es un paso previo para poseer un plan
exitoso. Otro elemento esencial es el análisis de la demanda. Es vital tener
claridad en qué tan atractivo es el producto o servicio que se ofrece y cuáles
son las posibilidades de que el mismo sea apetecible para los clientes que se
desean atender. Debe existir una demanda tal que haga factible incursionar en
el nuevo mercado. Por otra parte, se debe razonar con respecto a los
competidores que tenga la corporación en el contexto global. Quiénes son, qué
tan fuerte compiten y qué posibilidades existen para restarle cuota de mercado.
Debe tenerse la certeza suficiente de la calidad del producto propio en
comparación con el que proporciona el competidor externo.
Asimismo,
otro factor a tener presente cuando se formula un plan para ingresar en los
mercados internacionales es el análisis de los factores políticos y económicos (Friend,
y Zehle, 2008; Wheelen y Hunger, 2007). Analizar cuáles son las condiciones
políticas del país en el cual se pretende comercializar los bienes o servicios
es esencial para la elaboración de escenarios y el diseño de estrategias y
acciones que hagan factible la decisión de competir en ese mercado. El tipo de
gobierno, su ideología, las medidas que tomó en el pasado y sus planes futuros
deben evaluarse para comprender que tan estable puede ser para la inversión
privada extranjera. Llevar a cabo este estudio es un paso determinante para
calcular los riesgos y decidir en consecuencia. Del mismo modo, se tiene que
verificar el marco económico actual y futuro del país en la que se desea
realizar negocios. En tal sentido, consultar fuentes confiables, experto de esa
economía, firmas consultoras y demás conocedores es un tarea lógica y crucial
para la toma de decisiones.
Sumado
a los demás factores de análisis se tiene que tener en cuenta la realidad
cultural y social del mercado meta extranjero. Las costumbres, hábitos, valores,
tradiciones, creencias, rituales sociales y religiosos y otros elementos que
caracterizan determinada sociedad, que forma parte de su cultura, son aspectos
que se deben tener presente cuando se desea realizar negocios en el contexto
global (Amaru, 2008; Rodríguez, 2007). Entender ello es fundamental para evitar
choques culturales que afecten la posibilidad de comercializar en determinados
países. En muchas ocasiones, la empresa debe adaptarse o desistir si ello es
imposible. Entonces, conocer los tipos de cultura facilita la comunicación y
posibilita llegar a los acuerdos necesarios. En caso contrario, ocurren
situaciones que complican el escenario comercial y surgen conflictos que
imposibilitan el deseo de entrar en nuevas instancias de competencia
internacional. Adicional a esto, se tiene el ámbito social que también debe ser
componente de la ecuación estratégica. Es imprescindible contar con información
respecto a este factor, porque en definitiva los integrantes de esa sociedad
son los potenciales clientes a los cuales se requiere atender.
Dentro
de la planificación, la financiera es fundamental en el comercio internacional
(Wheelen y Hunger, 2007). Las empresas deben asegurar de que tienen una fuente
estable de financiamiento que les permita asumir los costos de expansión y
crecimiento en el mercado global. Esto podría incluir la obtención de
financiamiento de inversores o de bancos internacionales. Una previsión
financiera sólida garantizará que la empresa tenga suficiente efectivo
disponible para responder rápidamente a las fluctuaciones del mercado. Se debe
tener en cuenta que todo intento de ganar nuevos escenarios en donde competir
exige de recursos financieros que la compañía debe tener disponible para eso.
Es decir, en ningún momento debería tomar fondos previstos para otros fines o
proyectos con el propósito de usarlo en su plan de internacionalización, salvo
que el nivel de confianza sea tal que piense que los riesgos están bajo
control. En esta circunstancia se estaría en presencia de un ambiente de alta
certidumbre, lo cual es extraño y poco probable en sí mismo.
Por
otro lado, la planificación de marketing es esencial para tener posibilidades
de éxito en el mercado internacional (Amaru, 2008). La misma implica la previsión
de las actividades que se requieren para desarrollar productos o servicios,
fijar políticas de precios y de distribución, promoción y venta, entre otras
(Amaru, 2008). Este es un proceso crítico en el éxito de cualquier empresa en
el mercado extranjero, que busca determinar los gustos y preferencias de los
consumidores internacionales, así como los nichos de mercados que existen y que
se pueden atender (Hill, 2011). En un entorno de negocios cada vez más global,
las organizaciones deben conocer el ámbito de su mercado potencial para poder
adaptarse y competir de manera efectiva. La estrategia de marketing
internacional se enfoca en encontrar oportunidades de mercado y preparar un
plan de acciones que facilite entrar en ellos. Ese plan busca identificar los
segmentos de mercado a los cuales se espera abordar. Además, se diseñan los
productos, servicios y soluciones para satisfacer las necesidades de los
consumidores. Para lograr esto, es imprescindible considerar factores
específicos. El idioma, la religión, la cultura y el comportamiento social son
solo algunos de los aspectos que influyen en el éxito del plan de marketing. En
tal sentido, la investigación de mercado es fundamental para entender estas características
y establecer medidas que se adapte a las particularidades del mercado objetivo.
Un
aspecto adicional que las empresas deben considerar en su proceso de planificación
es el sistema logístico. Las actividades de importación y exportación pueden
ser complicadas y costosas, por lo que es crucial que las firma tengan una
estrategia clara de su logística de negocio (Render y Heizer, 2007). Esto puede
incluir la selección de operadores de logístico y compañías navieras o aéreas confiables
que puedan apoyar a las entidades a enviar productos a nivel internacional.
Entonces, es fundamental que las compañías establezcan objetivos y metas claras
durante la planificación en materia de transporte, almacenamiento, distribución
y entrega de sus productos a los clientes externos. Esos propósitos estratégicos
deben ser medibles y alcanzables, y estar diseñados para aumentar la
visibilidad de la organización en el mercado global. De igual forma, es esencial
que las corporaciones sean realistas sobre los plazos y recursos necesarios
para alcanzar estos objetivos. Esto asegurará que las mismas mantengan una
visión de largo plazo que se adapte a los requerimientos del entorno
internacional. Las firmas deben tener una comprensión completa de los mercados
en los que operan, establecer estrategias que busquen un crecimiento sostenible
y ventajas competitivas en el plano mundial.
De
igual modo, dentro de la planificación, el análisis del entorno internacional
es una herramienta esencial en el comercio internacional (Wheenlen y Hunger, 2007). Esta permite a las
empresas identificar oportunidades y amenazas en los mercados globales,
comprender las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales que
afectan las operaciones y el crecimiento en el extranjero (Garrido
Buj, 2006). Además, posibilita diseñar estrategias efectivas para competir en
un ambiente dinámico y cambiante. En términos políticos, el ámbito
internacional se caracteriza por la influencia de las leyes y regulaciones
comerciales, los tratados y acuerdos internacionales, y la cooperación y
competencia de los gobiernos y organizaciones internacionales. Por ejemplo, la
imposición de aranceles y barreras comerciales por parte de algunos países
puede limitar el acceso a ciertos mercados, mientras que la adhesión a acuerdos
comerciales puede brindar ventajas comerciales y reducciones arancelarias. En
cuanto a lo económico, el escenario internacional se ve afectado por factores
como las fluctuaciones de la moneda, las tasas de interés, la inflación y la
oferta y demanda de bienes y servicios. Las empresas deben tener en cuenta
estas variables al establecer precios, desarrollar estrategias de financiamiento
y gestión de riesgos financieros, y planificar su expansión y operaciones en el
extranjero.
En
conclusión, el comercio internacional es un ambiente de negocios complejo y
cambiante, que requiere que las empresas hagan un análisis constante y
detallado del entorno político, económico, social, cultural y tecnológico
(Garrido Buj, 2006; Romero et al.,
2020; Wheenlen
y Hunger, 2007). La comprensión de estos factores y su impacto en las
operaciones comerciales puede facilitar a las empresas a diseñar planes y estrategias
exitosas de expansión y consolidación en los mercados. El entendimiento del marco
social y cultural también es relevante en la planificación del comercio
internacional. Las diferencias en las normas y valores sociales, las prácticas
empresariales y las expectativas de los consumidores pueden impactar en las
relaciones comerciales y el éxito de las empresas (Render y Heizer, 2007). Una
adecuada comprensión de estas variables puede coadyuvar a las organizaciones a
adaptarse a las necesidades y preferencias de los clientes en diferentes partes
del mundo. Por otro lado, la tecnología y la innovación son elementos clave en
el contexto internacional, debido a que influyen en la calidad y eficiencia de
los procesos comerciales y en el desarrollo de nuevos productos y servicios.
Las compañías que se aprovechan de la tecnología y la innovación pueden
competir más eficazmente en los mercados globales. Esta realidad se debe tener
presente dentro del proceso de planificación, que es un requisito inicial para
entrar con expectativas favorables en el comercio internacional.
Referencias
Amaru
Maximiano, A. (2008). Administración para
emprendedores. 1er ed. Pearson Educación de México.
Daniels, J., Radebaugh, L. y Sullivan, D.
(2013). Negocios internacionales. 14ª ed.
Pearson Educación.
Flores,
M. V., (2016). La globalización como
fenómeno político, económico y social.
Orbis. Revista Científica Ciencias Humanas, 12(34), 26-41.
Friend,
G. y Zehle, S. (2008). Cómo diseñar un
plan de negocios. 1era. Ed. Cuatro Media.
Garrido
Buj, S. (2006). Dirección estratégica.
2da. ed. McGraw-Hill/Interamericana de España, S.A.U.
Hill, C.
(2011). Negocios Internacionales.
Competencia en el mercado global. 8va. Ed. McGraw-Hill/Interamericana
Editores, S.A. de C.V.
Kotler, P. y Armstrong, G. (2013). Fundamentos de marketing. 11va
ed. Pearson Educación.
Render,
B. y Haizaer, J. (2007). Administración
de la producción. Pearson Educación.
Rodríguez,
A. (2007). Impacto de la cultura en los negocios internacionales, un énfasis en
los negocios con México. Daena: International Journal of Good Conscience. 2(2), 156-228. http://www.spentamexico.org/v2-n2/2(2)%20156-228.pdf
Romero,
D., Sánchez, S., Rincón, Y. y Romero, M. (2020). Estrategia y ventaja
competitiva: Binomio fundamental para el éxito de pequeñas y medianas empresas.
Revista de Ciencias Sociales (Ve),
XXVI(4), 465-475.
Wheelen,
T. y Hunger, J. (2007). Administración
estratégica y políticas de negocios. Conceptos y casos. 10ma ed. Pearson
Educación de México, S.A. de C.V.
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