jueves, 29 de febrero de 2024

Aspectos Conceptuales de los Modelos de Negocio

La innovación de los actuales modelos de negocio resulta de los cambios en el mercado, la competencia, la globalización y, en especial, las nuevas tecnologías. A ello se le agrega la creciente concienciación del público sobre la necesidad de preservar y conservar el medio ambiente. Que trata de mantener un equilibrio económico y social en el mundo. Esta situación conduce al deseo de transformación en la forma en cómo las corporaciones desarrollan sus actividades económicas y el modo de generar valor. Existe una realidad novedosa que requiere de organizaciones propensas a la creatividad, ágiles y de respuesta rápidas. Que sean, además, tolerantes a los riesgos y en constante proceso de aprendizaje. Todo lo cual conlleva al diseño de una cultura organizacional distinta. Hoy, el entorno es otro. Se tiene un escenario dinámico, cambiante y lleno de incertidumbre. Ya las cosas no son como antes y eso debe ser parte de la mentalidad empresarial. Se adaptan o desaparecen. 

Ahora bien, un modelo de negocio es el medio por el cual una empresa crea, entrega y capta valor. Así, un modelo de negocio se define como el modo en que una organización aporta valor y se beneficia de ello. Este identifica cómo se obtienen los ingresos, cómo se suministran los productos o servicios y la forma de generar ventajas competitivas sostenibles. Las características comunes de un modelo de negocio incluyen la segmentación del mercado, una propuesta de valor única, canales de distribución, relaciones con los clientes y flujos de ingresos. Además, los mismos deben ser flexibles y adaptables para enfrentar los cambios del entorno y las preferencias de los clientes. 

Entonces, un modelo de negocio es una descripción de cómo se crea y capta valor. Se espera que contenga por lo menos cuatro elementos: la propuesta de valor, la fórmula de rentabilidad, los recursos clave y los procesos esenciales. El proceso de asignación de recursos es fundamental para influir en lo que hace y desarrolla una organización. El concepto de modelo de negocio surgió con fuerza en el mundo corporativo a finales de la década de 1980 y tomó fuerza por la llegada de Internet. Este fenómeno propició la consolidación de una forma más eficaz y potente de realizar los negocios, derivada de lo que hoy se conoce como comercio electrónico. 

El modelo de negocio describe el diseño del contenido, la estructura y la gobernanza de las transacciones con el fin de crear valor mediante la explotación de las oportunidades de negocio. La forma de operar es crucial para entender un modelo de negocio. Esto describe las actividades claves dentro y fuera de las empresas que son básicas para su existencia. En esencia, un modelo de negocio debe contener cuatro elementos. El primero es la propuesta de valor. Lo segundo se refiere a la forma en que se consigue la rentabilidad. El tercero se trata de los recursos clave; y el cuarto, se enfoca en los procesos que justifican la permanencia de la corporación en el mercado. 

El diseño y desarrollo de un modelo de negocio adecuado es una herramienta relevante y efectiva para un ejecutivo o un directivo que trata de mantener un liderazgo en su industria. Es un mecanismo de sobrevivencia. Los líderes de las empresas deben conocer e integrar los componentes básicos de un modelo de negocio y cómo estos interactúan para generar valor. Así, un modelo de negocio proporciona información valiosa sobre cada integrante de la industria, sector o etapa en la que se encuentre la localización o su tamaño. El saber diseñar y entender un modelo de negocio se vuelve crucial y se reconoce como un aspecto estratégico para las entidades que buscan una rentabilidad económica. Además, se convierte en una estrategia crítica para cualquier organización con o sin fines de lucro. Según sea el modelo de negocios, el mismo impactará de una forma u otra en la comunidad. Por eso, es tan significativo contar con las habilidades para desarrollarlo de un modo tal que se adapte a las exigencias del mercado. En definitiva, tras toda iniciativa comercial exitosa se tiene un modelo de negocios que atiende y resuelve los problemas que se encuentran en el entorno. 

Se reconocen, por lo menos, seis factores claves que permiten diseñar y desarrollar un modelo de negocio viable. En primer lugar, se debe buscar el diseño o creación de un producto o servicio más personalizado. Lo que se pretende ofrecer en el mercado se debe adaptar de la mejor manera posible a las necesidades individuales de los clientes, así como mayor inmediatez. Con ello, se puede enfrentar a los demás competidores. En este caso, el uso de las nuevas tecnologías es central para la construcción de modelos de negocios novedosos, que entreguen precios competitivos y bienes o servicios a la medida del consumidor. En definitiva, acercarse a los clientes, entenderlos y enfocarse en lo que realmente les satisface es un factor determinante para el éxito de la empresa en un entorno complejo, dinámico, lleno de incertidumbre y riesgos. No obstante, esta realidad se transforma en una tremenda oportunidad para asumir la responsabilidad de ser empresario. 

El segundo aspecto que se debe tener presente se relaciona con los procesos productivos. Los mismos deben ser circular, que reemplaza al consumo lineal, en el cual los productos se elaboran, se utilizan y luego se eliminan. En el otro, los que se producen y se usa es objeto de reciclaje, situación que permita mayor sustentabilidad económica. Dicha forma de actuar resulta más ecológica, amigable con el medio ambiente y, por tanto, de gran aceptación en el mercado moderno. Además, permite reducir costos en general y posibilita la reutilización de materiales e insumos. 

El tercer elemento se compagina con la economía de colaboración en la cual se comparte activos con sus clientes. En muchos modelos de negocios modernos la idea de compartir activos con los usuarios de la compañía cobra fuerza. Ello, debido a que esta práctica posibilita ofrecer valor agregado a los clientes y los fideliza cada vez más con la corporación. Es un mecanismo, por medio del cual, los usuarios disfrutan, alquilan o intercambian recursos. Dicha manera de actuar logra optimizar el manejo de aquellos activos con uso deficiente por parte de su propietario. Esto genera ingresos adicionales y conformar una agrupación de clientes con intereses comunes. Ejemplo de esta dinámica ocurre en las líneas áreas que comparten sus inmuebles con los viajeros o plataforma de transporte que permiten a sus usuarios el alquiler de los automóviles con otras personas. 

Otra característica clave tiene relación con el establecimiento de precios basados en el uso de las cosas o de eso que quieren. Esta es una acción de fijación de precios que se cobra de acuerdo con la cantidad de productos o servicios que en realidad se usa. Es diferente al modelo tradicional en la que el precio lo paga el cliente como tarifa única o suscripción fija, lo cual implica que ese pago es independiente del consumo. Para su aplicación se utilizan medidores que identificar cuánto se consume del bien o servicio. Con el mismo, se calcula y factura el monto que debe pagar el usuario. Un ejemplo típico en el servicio de transporte que se paga por distancia, o los servicios públicos. Sin embargo, este es un mecanismo comercial que puede ser replicado en otras clases de negocios. 

Una quinta característica se refiere a los modelos basados en un ecosistema más colaborativo. En este sentido, el éxito de las innovaciones en los modelos de negocio radica no solo en la implantación de nuevas tecnologías, sino también en su capacidad para fortalecer la colaboración entre los distintos agentes de la cadena de suministro. Esto, a su vez, propicia distribuir mejor los riesgos corporativos, reduciendo los costos. Las alianzas estratégicas entre universidades y empresas, de estás con otras, e incluso organizaciones sociales y entidades de negocios, son ejemplos de cómo la colaboración puede estimular la creatividad. Estas conexiones optimizan los procesos de producción, reducen los costos de transacción y, en última instancia, generan valor para todas las partes involucradas. 

La tecnología desempeña un papel esencial en este proceso. Ella, facilita la comunicación, la coordinación y el intercambio de información entre los distintos actores. El uso de las plataformas digitales, el blockchain o la inteligencia artificial puede fortalecer la transparencia, la trazabilidad y la eficiencia de las transacciones en la cadena de suministro. En fin, la clave del éxito de la transformación de los modelos de negocio se sustenta en la combinación estratégica, tecnología y colaboración. La misma permite a la corporación reducir costos, mejorar la eficiencia y generar un valor significativo para sus clientes y otros interesados.

El último elemento a considerar es el desarrollo de organizaciones ágiles. Al momento de diseñar modelos de negocio modernos, es necesario innovar en la forma de estructurar las empresas. Las mismas dejan de ser plataformas monolíticas en las que la toma de decisiones es responsabilidad de unos pocos miembros. Por el contrario, se trata de una actividad compartida en distintos niveles de la entidad. Además, deben estar sujetas a criterios de gestión de riesgos, lejos de la aversión total que existía en el pasado. Se espera que se conviertan en sistemas cada vez más abiertos y multidisciplinarios, que favorezcan la experimentación como medio de reforzar el contacto con el entorno. Se requiere que sean flexibles, adaptables y orientadas al cliente. Este tipo de organización muestra mayor sensibilidad a los cambios del mercado. Generan una creciente satisfacción del cliente. Son más productivas e innovadoras. Asimismo, se apoyan en la gestión del conocimiento, lo que refuerza su cultura de aprendizaje. En resumen, el desarrollo de instituciones ágiles es una parte significativa de la teoría del diseño de modelos de negocio.

Para concluir, un modelo de negocio es una descripción de cómo una entidad crea y capta valor. Consta de una serie de elementos cruciales, como la propuesta de valor, la fórmula de rentabilidad, los recursos y procesos clave. El término modelo de negocio surgió a finales de la década de 1980 y se popularizó con el auge de Internet y el comercio electrónico. Un buen modelo de negocio es una herramienta relevante y eficaz para que los directivos puedan mantener su posición de liderazgo en el sector y asegurar rentabilidad financiera. Además, su diseño debe tener en cuenta factores como la personalización de productos y servicios, la economía colaborativa, los precios basados en el uso, la colaboración en el ecosistema y el desarrollo de organizaciones ágiles. Estos elementos contribuyen a la generación de valor, la satisfacción del cliente y la innovación que beneficia al mercado.


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