Por su parte, el estado de situación financiera o balance general, es aquel en el cual se informa de manera organizada la situación o posición financiera que posee una entidad en un momento dado. En el mismo se indica los recursos y obligaciones financieras que posee la firma. En tal sentido, este instrumento informativo se divide, según Catacora (2009), en tres grandes grupos, a saber: los activos, los pasivos y el patrimonio. El primero se refiere, según Benítez y Ramírez (2018), a los recursos de que dispone la empresa para la consecución de sus objetivos esenciales. Se entiende, entonces, que los activos son el conjunto de recursos económicos, bienes y derechos con los que cuenta la corporación, cuyo propósito es que rindan ventajas económicas en el transcurso de las operaciones rutinarias del negocio. Por su lado, los pasivos son los recursos provenientes de deudas o compromisos con terceros que posee la compañía, necesarios para el logro de sus fines y que se deben pagar en un plazo determinado de acuerdo con ciertas condiciones contractuales. Es decir, estas son acreencias en la que se incurre con el fin de obtener fuentes de financiamiento distinto de los aportes propios. Por último, se presentan las partidas del patrimonio, que son los recursos que se usan para la gestión, que una parte fueron aportados por sus propietarios o accionistas en forma de capital social y otra que se acumula gracias a la utilidad o ganancia neta que se obtiene a lo largo del tiempo. Son los fondos propios o la inversión que los accionistas realizan en la empresa.
El estado de situación financiera representa la siguiente entidad fundamental:
Activos = Pasivos + Patrimonio
Volviendo a Catacora (2009), las cuentas del estado de situación financiera se pueden desglosar de la siguiente forma:
Partidas del activo
Los activos circulantes poseen la siguiente clasificación:
• Disponible
- Caja
- Fondos fijos
- Bancos
• Exigible
- Efectos por cobrar
- Cuentas por cobrar comerciales
- Cuentas por cobrar empleados
- Otras
• Realizable
- Inversiones temporales
- Inventarios
• Prepagados
- Impuestos pagados por anticipados
- Seguros pagados por anticipados
- Suministro de oficina
- Otros activos
Luego de los circulantes se agrupan los activos fijos. Ellos se pueden clasificar en “no depreciables”, “depreciables” y “agotables”. Los otros rubros del activo son: cargos diferidos y los otros activos.
Con respecto a los pasivos existe la siguiente clasificación:
• Circulantes, que son compromiso de corto plazo (menos de un año para su cancelación);
• Largo plazo, que aquellas acreencias cuyo plazo de pago es superior a un ejercicio contable);
• Apartados;
• Ingresos diferidos
• Otros pasivos.
El rubro del patrimonio se compone de los siguientes elementos contables:
• Capital social
• Cuentas de superávit dentro de las cuales se tiene los rubros de “Reserva” y “Utilidades no distribuidas”.
El estado de situación financiera se interrelaciona con el estado de resultado debido a que por medio de aquel se obtiene la información para conformar este último. Entre ambos ocurre un enlazamiento gracias al saldo que se muestra en las cuentas de utilidades acumuladas de la cuenta de patrimonio del estado de situación financiera, que proviene del resultado neto del "ganancias y pérdidas" de cada periodo.
En el siguiente ejemplo puede constatarse lo antes indicado. Observe como para un periodo dado la utilidad neta de la empresa que se muestra fue US$ 542.048, cuyo saldo forma parte de patrimonio en el estado de situación financiera del mismo lapso. Igual consideración se refleja en la reserva que se realiza en el ejercicio. La utilidad neta de la empresa fue de US$ 602.276 que es la misma cifra que se logra al sumar el resultado acumulado de US$ 542.048 del balance general con los US$ 60.228 por concepto reserva estatutaria.
En conclusión, los estados financieros son los instrumentos, insumos o herramientas, que generan el sistema de contabilidad luego de los registros y valoración de las transacciones económicas y otros eventos de índole monetaria. Por consiguiente, los estados financieros deben tener una estructura y contenido homogéneo que permita a cualquier usuario leerlos de forma expedita, sin contratiempos y así generar las acciones económicas por los usuarios (accionistas, inversionistas, acreedores, etc.) que correspondan en las actividades económicas locales, así como en la economía global. Los estados financieros deben señalar de la forma más fiel la posible la situación del negocio que proporcione una presentación razonable de la entidad y apoye la toma de decisiones. Asimismo, existen varios tipos de estados financieros, cada uno con distintas formas de información. Se cuenta con el estado de situación financiera, conocido también como balance general. En este se muestra la situación patrimonial de la organización, por medio del balance de sus activos con respecto a sus deudas y patrimonio. Luego, se encuentra el estado de resultados o ganancias y pérdidas. Aquí se indica cuáles fueron los ingresos y los costos y gastos de la empresa y al final cuál fue su resultado neto. Existe el estado de movimiento del patrimonio neto que señala cómo fue el cambio que sucedió en el patrimonio del negocio en un periodo contable dado. De igual forma, se cuenta con el estado del efectivo, en el que se muestra el uso y aplicación de los recursos o fondos líquidos de la entidad. Por último, se tienen las notas de los estados financieros que son parte integral de los mismos. Con estas se amplía y revela cualquier información relevante que los usuarios de la información deban conocer.
Referencias bibliográficas
Benítez, J. y Ramírez, A. (2018). Las NIF´S aplicación práctica en la información financiera. El uso de la tecnología móvil en los estados financieros básicos. 2da ed. México: Ediciones Fiscales ISEF, S.A.
Catacora, F. (2009). Reexpresión de estados financieros. Caracas: Comunidad Virtual de Contadores F y A, C.A. RedContable Publicaciones.
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