El ambiente externo de la organización es el sistema de interrelaciones en la que se encuentra inserta y que se constituye como el conjunto de factores, fuerzas y variables que tienen la posibilidad de ejercer presión o influencia, directa o indirecta, con respecto a su gestión (Hodge, Anthony y Gales, 2003; Sáez; García, Palao y Rojo, 2006). El mismo es fuente de información y recursos claves para el sostenimiento de la empresa en el mercado. Aquí se determina qué oportunidades son convenientes aprovechar y qué amenazas la ponen en riesgo. Esta situación exige la habilidad para analizar, prever y gestionar su entorno. La conducción eficiente de la institución requiere del diseño e implantación de estrategias racionales que permitan responder ante el apremio del medio exterior. En consecuencia, es imprescindible tomar en cuenta qué ocurre fuera de la corporación y cómo se puede atender de un modo adecuado eventos que puedan ocurrir.
Las corporaciones obtienen recursos, insumos, productos y talentos de su ambiente. Combina y transforman una parte de ellos y otros los consumen, la diferencia la devuelve del lugar de donde los tomó (Pereda y Berrocal, 1999). Las mismas, como simulaciones de seres vivos, corren el riesgo de desaparecer si son incapaces de adaptarse a las demandas de su entorno. Todo este comportamiento y respuesta ante su contexto exterior permite denotar que las empresas siendo organizaciones funcionan de un modo parecido a un organismo vivo que por su naturaleza son sistemas abiertos (Pereda et. al., 1999) Ahora bien, según lo define Pereda (1993), mencionado por Pereda et. al. (1999) y en coincidencia con Sáez et. al. (2006), un sistema, cuyo término proveniente de la Cibernética, describe un conjunto de elementos interdependiente que por medio de acciones coordinadas buscan lograr un fin común. Para Velázquez (2007), un sistema “es un conjunto de entidades mutuamente relacionadas que pretenden un objetivo común” (134). Entonces, es un conjunto dinámicos de elementos y componentes entre los cuales existe funcionalidad y se percibe a través de una globalidad compleja aditiva.