El controlinterno debe fundamentarse en una actitud ética, honesta y transparente de los
miembros de la organización, comenzando por los líderes de la misma. El control
debe ser visto como un mecanismo de mejoramiento continuo, que permite
minimizar riesgos y en el que cada individuo aporta soluciones importantes.
Para Estupiñan (2006) el ambiente de control “es el elemento que proporciona
disciplina y estructura…se determina en función de la integridad y competencia
personal de una organización; los valores éticos son elemento esencial que
afecta a otros componentes de control” (p. 4). En ello coincide la firma
Coopers & Lybrand (1997), quienes afirman que la mencionada variable o
componente influye de manera importante en la creación de una conciencia de
control en el personal, es un modelador del comportamiento organizacional y
fortalece la disciplina institucional.
Como menciona
Reinaldo Navas (2005), el ambiente de control impacta la conciencia de los
componentes de la organización. Moldea su carácter ante el control y como este
es visto. Este autor señala que el ambiente de control fundamenta todo los
demás elementos que conforman el sistema, debido a que proporciona estructura y
disciplina. El ambiente de control influye de forma determinante en el quehacer
organizacional. El tono desde lo alto es una guía ineludible para todos los
integrantes de la institución debido a que ofrece un marco moral y una
filosofía ética que hace incompatible en accionar deshonesto con la manera de
actuar del liderazgo.
El ambiente de
control se encuentra asociada a la cultura organizacional de la empresa.
El control interno debe fundamentarse en esas creencias, actitud, valores y
aceptación por parte de sus integrantes de la institución. Sin embargo, debe
reconocerse que para la existencia de un ambiente de control propicio es
necesario que la dirigencia predique con el ejemplo. Muy poco efecto tendría el
diseño de un sistema de control interno que sea inobservado desde la cumbre de
la organización, lo cual ocurre con frecuencia. Según Rebaza y Santos (2015),
el ambiente de control tiene como pilares fundamentales la integridad, los
valores éticos y la propia estructura organizativa. El ambiente de control
puede disminuir la posibilidad de fraude o de actos antiético en una
organización.
El ambiente de
control debe estar diseñado de un modo tal que promueva la transparencia, la
ética y desmotive la ejecución de actos indebido o inapropiados, tanto
individual, como grupalmente. Debe hacerse comprende a los miembros de la
organización que cualquier hecho que implique una acción antiética tendrá
consecuencia para el infractor, sin importar el nivel, ni quien lo ejecuta.
Este mensaje debe provenir desde la cúspide de la institución. Ello es lo que
se conoce como “El tono desde lo alto”. Cuando un cuerpo directivo arroja señales
de permisividad, de inobservancia de valores éticos, de aceptación por hecho
inmorales o de aprovechamiento de su posición, esto genera un mensaje que en
nada favorece la lucha contra la corrupción, sea cual fuere las manifestaciones
de la misma.
Con respecto al
“tono en lo alto”, White y Prywes (2010), mencionan que en una investigación
desarrollada en la Universidad de Michigan, EEUU, la cual estuvo enfocada en el
estudio del control interno de un conjunto de empresas estadounidenses, los
resultados mostraron un factor preponderante que afectaba la eficiencia del
control interno en cualquier organización. Ellos lo llamaron “el tono en la
cúpula”. Al respecto comentaron que “los empleados tiene que saber que sus
líderes esperan que se rijan por normas transparentes de integridad y por las
políticas y procedimientos establecidos, de lo contrario sufrirán las
consecuencias. Por ello, se le pedirá cuentas” (p. 58). Un fuerte liderazgo
enfocado en el control interno como un valor intrínseco, es una condición
importante para el fortalecimiento de la gestión administrativa. Quienes conducen a la empresa deben ser ejemplo de comportamiento ético. En las organizaciones en las cuales sus máximas autoridades se notan permisivos, y peor aún, son parte de la corrupción, tienden a ser presa de fraudes, actos ilegales y otros tipos de malversación. Ello ocurre en una organización como la familia, una iglesia, un ejército, una sociedad o un gobierno.
Los líderes de
la organización marcan el rumbo. Ellos deben ofrecer una señal clara, inequívoca y absoluta de cero
tolerancia ante cualquier hecho que menoscabe los valores organizacionales y
entre en el campo de lo antiético. Debe entenderse, que los eventos antiético
van más allá del fraude. Los son sucesos de acoso laboral, acoso sexual o de
discriminación en todas su formas. Hecho de corrupción no solo implica los
asociados al manejo financiero. Es corrupción aprovecharse de los recursos de
la empresa, de su tiempo, de las condiciones que ella establece para la
prestación de los servicios laborales. Falta al trabajo sin la debida justificación
aludiendo estar enfermo sin ser cierto, es a todas luces un acto de corrupción,
que muchos practican bajo la premisa que es un acto que no afecta la integridad
de la organización. Ante este tipo de evento, debe actuarse aplicando las
acciones sancionatorias necesarias, ajustada a las leyes y normas. Dejar que
transcurran hecho como el comentado, mina poco a poco el necesario ambiente de
control que debe prevalecer en las instituciones, públicas y privadas.
Aquellas
empresas que poseen un sólido ambiente de control, muestran un comportamiento
favorable a lo interno, como en lo externo. En lo interno, tiene la capacidad
de minimizar los riesgos operacionales, se les facilita el logro de los
objetivos, son más transparentes, un mejor lugar para laborar, poseen mejores
mecanismo de control interno y de gestión. En fin, tiene la posibilidad cierta
de crear valor. En cuanto a su entorno, poseen mejor imagen corporativa, son
más confiables para los clientes, se presumen más transparentes y responsable
en su accionar y en los negocios que desarrollan. Por tanto, propiciar un
adecuado ambiente de control, es una necesidad y una estrategia importante para
la supervivencia de las empresas.
Para Mantilla
(1998), el ambiente de control “consiste en la integridad, los valores éticos,
y la competencia del personal de la entidad, así como la filosofía y el estilo
de operación de la administración” (p. 9). El autor en referencia se refiere al
“tono en los alto”, lo cual significa que las máximas autoridades, debe
propiciar con el ejemplo la existencia de un ambiente propicio para el fortalecimiento
del control interno de los procesos, situación que redunda en beneficio de la
organización y de todos sus integrantes.
El ambiente de
control influye de manera decisiva en la forma como la organización diseña sus
actividades, debido a que impacta los objetivos y metas, en cuanto a la
posibilidad de alcanzarlos. Las instituciones con sólidos sistemas de controles
internos, lo son por tener a personas involucradas, con clara conciencia de su
importancia en la organización y de su responsabilidad en el éxito de la misma.
Poseen fuerte arraigo y compromiso institucional, siendo parte de una cultura
organizacional en el que control es un componente de ella. En fin, hacen gala
de un tono de lo alto positivo: el ejemplo de la moral, integridad y la ética
desde arriba.
Referencia Bibliográfica
Coopers &
Librand (1997). Los nuevos conceptos de control interno. (Informe Coso).
Madrid, España: Ediciones Díaz de Santos, S.A.
Estupiñan, R.
(2006). Administración de riesgo ERM y la auditoría interna. Bogotá, Colombia:
Eco Ediciones.
Mantilla, S.
(1998). Control interno de los nuevos instrumentos financieros. Bogotá,
Colombia: Ecoe Ediciones
Navas. R.
(2005). La auditoría de instrumentos financieros. CPC. El Contador Público.
Órgano de divulgación del Colegio de Contadores Públicos del estado Miranda.
Año 26. N° 1. Enero-marzo.
Rebaza, C. y
.Santos, T. (2015). Factores administrativos-políticos que limitan la gestión
del órgano de control institucional en el Gobierno Regional de La Libertad.
Ciencia y Tecnología, Año 11, Nº 1, 53-70. [Fecha de consulta 01 de julio de
2015]. Disponible en:
<http://revistas.unitru.edu.pe/index.php/PGM/article/viewFile/909/834>
White, J. y
Prywes, Y. (2010). La naturaleza del liderazgo. Reptiles, mamíferos y el reto
de convertirse en un gran líder. (Trad. R. Cartaya). Nashville, Tennesse,
Estados Unidos de América: Grupo Nelson, Inc. (Original en inglés, 2007).
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