sábado, 27 de enero de 2024

La inflación y su Efecto en los Negocios

 

La inflación es un aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios. Es un fenómeno macroeconómico que puede tener un impacto significativo en las empresas, aumentando los costos y disminuyendo los márgenes de ganancia.

Ello implica, que la Inflación es una variable macroeconómica que tiene un efecto directo en el poder adquisitivo de los consumidores y en las empresas. Sus causas, desde la perspectiva económica, pueden ser diversas. Sin embargo, una de las explicaciones con mayor aceptación es de índole monetarista. Esta señala, que el aumento generalizado de los precios en el mercado en un periodo determinado se debe al desequilibrio que se origina entre el exceso de emisión monetaria que realizar las autoridades de un país. Ante ello, la capacidad de respuesta que tiene los oferentes de bienes y servicios es insuficiente. Por lo general, los bancos centrales de los países son los que poseen la facultad para decidir cuánto dinero emitir y qué condiciones. 

En términos simplificado, ello se traduce en un aumento de la demanda agregada por la obtención de mayor cantidad de dinero por parte de los consumidores que le permite adquirir más bienes y servicios, y que los productores son incapaces de responder a la velocidad que requiere el mercado. Ahora bien, la inflación tiene diversos efectos en los negocios. Algunos de ellos son los que se comenta a continuación. 

El aumento inflacionario puede incrementar los costos de las materias primas, los salarios, y otros gastos de producción. Ello se traduce en mayores niveles de precio de los bienes y servicios que ofrece la empresa en el mercado. Todo lo cual afecta su competitividad. De modo adicional, esta situación tiene efectos sobre la demanda de sus productos, dependiendo de qué tan elástico sean los mismos.

Por otra parte, si los costos de producción aumentan más rápido que los precios, los márgenes de ganancia de las empresas se reducirán. En periodo de inflación, los clientes tienen menor capacidad de compra, por lo cual, las entidades deben evaluar con sumo cuidado hasta qué punto pueden trasladar sus costos y gastos a los precios. En muchas oportunidades, ante la realidad del mercado y el comportamiento de sus competidores, deben utilizar como estrategia el incrementar sus precios a un ritmo menor que la inflación.  Con ello se reduce parte de su rentabilidad. Por supuesto, esto será así, dependiendo del tipo de producto o servicio que ofrezcan y de la clase de competencia que exista.

Es evidente que esta situación pueda dificultar que las empresas generen ingresos suficientes para cubrir sus gastos y permanecer en el negocio. Es por esto, que gestionar en periodo inflacionario es reto mayúsculo para cualquier empresa. En estas etapas muchos negocios desaparecen por ser incapaces de responder ante las exigencias del entorno.

Con la inflación los consumidores tienen menor poder adquisitivo, aunque posean mayor cantidad de dinero disponible. Tal vez, este sea una de las consecuencias más paradójicas del fenómeno inflacionario. El aumento generalizado de precio trae consigo la realidad de que cada unidad monetaria permite comprar menos cantidad de bienes cuando se compara con periodos anteriores. Esto puede conducir a una disminución de las ventas para las empresas y a un incremento de sus inventarios y caída de sus ingresos reales.

El fenómeno inflacionario genera un elevado nivel de incertidumbre y de riesgo. Es difícil pronosticar el comportamiento de los precios futuro, así como las respuestas de los distintos agentes económicos ante esta realidad. Dicha situación afecta a las empresas y su capacidad de planificación. El establecimiento de premisas y de hipótesis de trabajo que posibiliten planificar se dificulta de gran manera. Los dirigentes empresariales se enfrentan al manejo de múltiples escenarios, todos posible, y supeditados a las medidas paliativas que tomen los gobiernos, que en la mayoría de las veces afectan la gestión de los negocios. Sin embargo, ante esto, el ejercicio de la planificación debe mantenerse como medio de asimilación de los posibles cambios del entorno. Las organizaciones deben mostrar una capacidad proactiva, más que reactiva, ante los efectos nocivos de la inflación. Por tanto, las actividades de previsión se transforman en un reto fundamental para el éxito corporativo.

Las empresas en época de alta inflación deben tener especial atención con el control de sus costos de producción. Ante un panorama general de elevados precios de insumos, materias prima, mano de obra y demás gastos operativos, debe buscar la forma de mitigar los efectos del aumento generalizado de precios. Para ello, debe fortalecer su relación con los proveedores, negociar mejores condiciones de compra y plazos de pedidos y entrega. En fin, es imprescindible que vigorice su cadena de suministro. A lo interno debe impulsar sus procesos y procedimientos de fabricación. Minimizar los desperdicios y las pérdidas de materiales, son otras de las acciones esenciales. De igual modo, se requiere controlar los tiempos de producción, los niveles de almacenamiento, entre varias medidas de respuestas. Es decir, es crucial reforzar la gestión de su ciclo operativo que propenda a incentivar el uso eficiente de los recursos.

En entorno de inflación persistente, una medida para enfrentarla es la inversión en tecnología. Contar con ella puede permitir la mejora o automatización de los procesos, la reducción de costos y el aumento de la productividad. Esto representa un fortalecimiento de la gestión, así como un incremento en el margen de maniobra de las empresas. El uso de la tecnología puede producir resultados beneficiosos para la organización, debido a que es factible ofrecer mejores condiciones de los que se brinda en el mercado. En efecto, los aspectos positivos de los cambios que posibilita la tecnología se puede trasladar a las características de las mercancías o servicios que comercializa el negocio. Precios más bajos, como consecuencia de menores costos o aumento de la productividad, mayor calidad debido al incremento de la eficiencia, entre otra, son aspecto que el consumidor puede reconocer. Con esto es posible lograr ventajas competitivas, necesarias en todo momento, pero más en periodos inflacionarios.

Es esencial afinar su proceso de planificación operativo, que debe acompañar a la estratégica. Determinar a priori cuánto debe producir, cuál es la demanda potencial de sus productos, qué niveles de inventarios son aceptables, qué cantidad de insumos y materiales debe comprar y cuándo, es fundamental. Ante un escenario de inflación, tener una gestión racional que permita la toma de decisión eficiente debe ser una prioridad para la alta gerencia.

Las políticas de precios es una herramienta determinante para enfrentar un entorno inflacionario. En toda circunstancia debe asegurar que sus ingresos superen sus erogaciones. Para ello tiene que contar con un sistema contable que permita tener información de cifras reales, más que nominales. Es crucial el monitorio constante que su situación financiera, por lo cual el uso de indicadores de gestión adecuados es una tarea de especial relevancia. Entonces, el manejo de información actualizada debe ser un requisito para el éxito de cualquier organización en escenarios inflacionarios.

El establecimiento de políticas de mercadeo integrales es otra condición esencial para la correcta gestión de la inflación. Se debe buscar mantener una sólida base de clientes, por lo cual toda medida que propenda a ello es bienvenida. La correcta publicidad, las promociones adecuadas, el uso de canales de distribución pertinentes y demás acciones son elementos de gestión que debe formar parte de la gerencia de las empresas. Los periodos de inflación son momento de gran incertidumbre y riesgos, pero puede ser también, de grandes oportunidades. Muchos competidores dejan el terreno libre por su incapacidad de responder de modo pertinente a las exigencias del mercado.

Con la salida de otros competidores, las empresas deben buscar nuevas oportunidades de intercambio comercial. Ello les puede permitir incrementar sus ingresos. Esto puede representar, en muchos casos, entrar en posiciones comerciales en el extranjero. Tratar de colocar sus productos en mercados foráneos es crucial. Resulta conveniente intentar generar negocios de exportación. Por su puesto, que esta medida implica grandes retos. Requiere adaptarse a otras realidades, a la atención de diversas necesidades de clientes distintos a los que acostumbra atender. Tal vez, implique cambios en los artículos que produce, cumplir con normativas y condiciones que desconoce. En fin, es un terreno de alta incertidumbre, pero si se quiere sobrevivir siempre es posible explorar esta alternativa.

En conclusión, la inflación, como fenómeno generalizado que supone un incremento de los precios del mercado, tiene serias consecuencias en las empresas. Afecta en gran medida la gestión que se lleva a cabo en las mismas. Aumento de los costos de producción y gastos en general, caída de la demanda de los bienes y servicios que ofrece, pérdida de mercado y quiebras de negocios, son algunos de los efectos de esta enfermedad macroeconómica. Es, por tanto, esencial que las organizaciones comerciales busquen medidas paliativas que les permita responder a esta realidad que perturba el entorno empresarial y dificulta el modo de gerenciar cualquier tipo de corporación. Ser proactivo, asumir riesgos y apelar a medidas racionales son factores clave para sobrevivir en medio de un contexto inflacionario.


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