viernes, 31 de enero de 2020

El Programa de Auditoría



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El proceso de auditoría consta de varias etapas, sin embargo, ella se puede decir que se inicia cuando un potencial cliente muestra su interés que se le preste servicios profesionales tendentes al examen de sus estados financieros. En dicha oportunidad el auditor o su equipo, debe evaluar la factibilidad de llevar a cabo dicha tarea, por lo cual debe realizar un trabajo de investigación previo que le permita conocer el objeto de estudio. Por ello debe realizar una o varias visitas al potencial cliente para evaluar la complejidad del negocio, tipo de organización, tamaño del personal, cantidad de transacciones, sistema contable y otros elementos relevantes deben ser revisados someramente para poder tomar la decisión de aceptar, o no, la encomienda. El auditor y su equipo aceptarán prestar sus servicios si existe la seguridad razonable de que su labor se podrá ajustar a las normas de auditoria, a los valores éticos y a la responsabilidad de transparencia que toda acción de auditoría debe tener. De aceptar el contrato, según lo recomienda Walley Venegas (2007), “se definirá el alcance del trabajo y el tipo de servicios que requiere el cliente, el periodo que se va a revisar, así como aspectos relativos a la disponibilidad de instalaciones físicas y de equipo para los auditores” (p. 6).


La etapa de planificación tiene como actividad de cierre el diseño y aprobación de un instrumento fundamental: el programa de auditoría, que permite operacionalizar los elementos relevantes establecidos en el plan. Es a través de este medio por el cual se conecta los objetivos que se pretenden alcanzar en la auditoría y los procedimientos necesarios para lograrlo.

 Para desarrollar un proceso de auditoría eficientemente debe planearse convenientemente, intentando con ello tomar las previsiones que cada caso exija. Esto permitirá ejecutar la actuación con los recursos estipulados, en el tiempo previsto y con los resultados esperados. Por tanto, la fase inicial es fundamental y debe prestársele especial interés en su diseño. En este sentido Bermúdez (2007) establece que el proceso de auditoría “se inicia con un programa de auditoría, que resume el trabajo de campo a desarrollar y sirve de guía en los procedimientos que se aplicarán, cumpliendo así con las norma de planeación o planificación de la ejecución del trabajo” (p. 65). El programa de auditoria es por tanto, una herramienta inherente a la etapa de planificación, el cual detalla de forma minuciosa los procedimientos, actividades y tareas que debe llevar a cabo el equipo auditor, con el propósito de hacer más eficiente el uso del tiempo, así como de los recursos destinado a la investigación de campo. Por cada área de revisión debe redactarse y utilizarse un programa específico.

 El programa de auditoría que es un plan detallado en el cual se indican la secuencia lógica, ordenada y pormenorizado de los pasos que debe desarrollar el auditor con el propósito de obtener la evidencias competentes, suficientes y relevantes, que permita el logro de los objetivos estipulados en la auditoria. Dicho programa debe ser flexible en virtud de los cambios que pueden ocurrir en el trabajo de campo. Deben servir como un mecanismo que guía el trabajo del auditor y que permita, además, ser un medio de supervisión del trabajo que se realiza. Con el programa, el supervisor del equipo, a través de los papeles de trabajo elaborados por los auditores, puede verificar el cumplimiento de lo que se estipula en el programa, tanto en cantidad de actividades, como en tiempo de ejecución y costos del mismo.

Como se ha comentado el programa de auditoría no es un instrumento rígido y que está sujeto cambios, en pro de dinamizar la actuación y permitir que la misma se adapte a las realidades que pueden encontrarse a lo largo de la auditoría. El profesor Vicente Benítez (S/F) menciona que los programas de auditoría son

           Un plan de acción para guiar y controlar el examen: describe, en términos generales, el alcance
           del  trabajo que se considera necesario para permitir al auditor expresar una opinión sobre los
           estados  financieros y facilita un método ordenado para la ejecución de los procedimientos de
           auditoría…(p. 51)

De acuerdo con el autor citado, los programas guían la acción del auditor, le marca un camino claro que debe seguir, lo cual le orienta, permitiéndole optimizar el uso de los recursos. Al mismo tiempo, le permite establecer elementos de control que lo realimentan y lo reconduce al camino predefinido, evitando desviaciones innecesarias y costosas. Resulta, entonces, que los programas de auditoría coadyuvan al mantenimiento un orden y una coherencia, que incrementan la posibilidad de éxito del trabajo desarrollado.

La elaboración del plan es imprescindible para el éxito, pero el mismo debe ser traducido en términos operativos, para que las acciones preestablecidas sean cumplidas cabalmente. Por tanto, el detalle, la secuencias y el orden incrementa la posibilidad de que la auditoria alcance los objetivos planteado. Es aquí en el que la elaboración de un programa de auditoría juega un papel preponderante.

Los programas de auditoría deben tener en cuenta lo siguiente:

1.  Cada procedimiento de auditoría debe controlarse por unidades de tiempo
2.  Si el paso del programa requiere más de 3 o 4 horas, debe dividirse en pasos más detallados
3.  Debe incluirse en el programa el tiempo para presentación, conferencias y orientación del personal
4.  Incluir la revisión del archivo permanente
5.  Incluir el tiempo estimado y tiempo real.
6.  Cada paso del programa debe tener un orden lógico
7.  Cuando se requieran procedimientos de auditoría no previstos, debe incluirse al final del
      programa para incorporarlo en la próxima auditoría
8.   Los programas pueden clasificarse en: - Generales - Analíticos - Por áreas
9.   El programa debe proporcionar un plan a seguir
10. El programa debe prepararse de forma tal que oriente al auditor de los pasos que estén pendientes
      por realizar.

Los programas de auditoría revisten especial importancia debido a que permiten servir como guía de acción de la manera como se debe desarrollar el trabajo de campo. Hace posible asignar y distribuir de manera justa y equitativa las distintas tareas de la auditoría. Ofrece, además, criterios para documentar el trabajo ejecutado, siendo factible sistematizar la obtención de evidencia competente, relevante, oportuna y suficiente, lo cual minimiza la pérdida de tiempo en acciones irrelevantes. Para Holmes (1968), el programa permite, entre otras cosas la de “1) Servir de guía en los procedimientos que han de adoptarse en el curso de la auditoría, o 2) servir de lista comprobante de las fases sucesivas de la auditoría, a fin de no pasar por alto ninguna verificación o ningún procedimiento” (p.152). Entonces, se puede determinar por medio de la revisión de los programas de auditoría cuál es la posibilidad cierta del éxito de ese proceso. Buenos programas de auditoria son el resultado de adecuadas actividades previas, que permiten tomar las precauciones necesarias para el logro de los objetivos planteados.

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 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Benítez, V. (S/F). Manual de auditoría financiera (Desarrollado para curso dictado en Instituto de Altos Estudios de Control Fiscal y Auditoria de Estado. Fundación “Gumersindo Torres”-COFAE)

Bermúdez, J. (2007). Control, auditoria y revisión fiscal. Bogotá: Ecoe Ediciones Ltda.

Holme, A. (1968). Auditoría. Principios y procedimientos. Tomo I. (2da edición en español). México: Unión Tipográfica Hispano Americana.

Venegas, W. (2007). El trabajo de campo. Un caso práctico. San José, Costa Rica: Euned.

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