sábado, 25 de enero de 2020

La Importancia del Plan de Negocios

El plan estratégico o de negocios de una empresa describe su visión, misión y objetivos, señalando las estrategias y tácticas que se pretende utilizar para alcanzar el futuro deseado. 

Este instrumento sirve como base para generar los presupuestos operativos, las metas asociadas a los objetivos, así como los propios indicadores de gestión de esas metas. También impulsa los programas y proyectos. De igual forma, describe los procesos y procedimientos inmersos en el modelo de negocio. Esto conduce al diseño de un sistema de gestión eficiente que sirve de guía para la acción futura de la organización.

El propósito de todo plan estratégico es explorar las potenciales ventajas competitivas con las que cuenta la empresa. De poseerlas, el plan señala cómo aprovecharlas, potenciarlas e incluso, modificarlas, de ser necesario. Sin embargo, puede carecer de ellas. De ser así, debe crearlas si desea sobrevivir. 

Sin ventajas competitivas, sin elementos diferenciadores, sin propuesta única de valor que sean percibidas o apreciadas por los clientes y el propio mercado, las organizaciones lucrativas difícilmente puedan trascender en el tiempo. Entonces, resulta relevante contar con un proceso de planificación estratégica que ofrezca la oportunidad de buscar soluciones que coadyuven a la posibilidad de éxito del negocio. 

El plan de negocios es un instrumento de gestión fundamental para los fines de la organización. Los planificadores de la empresa deben poseer capacidad de pensamientos creativos e innovadores. Deben ser integradores, y poseer una visión de conjunto que les permita estimar un futuro probable, cargado de incertidumbres, riesgos, pero también de oportunidades. Se requiere que sean optimistas e incluso soñadores. Es necesario que posean facultades de emprendedores, constructores y creadores de un futuro deseado. Con buenas dotes de liderazgo y dispuesto a asumir riesgos. En definitiva, deben mostrar una gran capacidad de generar pensamientos estratégicos que permitan ofrecer soluciones anticipadas.

Por otra parte, para el diseño del plan de negocios es preciso analizar el entorno, la situación actual de la empresa, sus clientes reales o potenciales, presentes y futuros. Se debe estudiar con detenimiento a sus competidores, proveedores y otros actores externos claves. Adicionalmente, es esencial determinar los elementos internos de la organización. Ello implica reconocer cuál es el capital humano con los que se cuenta, sus niveles de conocimientos y experticia que marque un factor diferenciador con respecto a la competencia. De igual manera, el clima laboral, así como la cultura organizacional, deben formar parte imprescindible de la descripción y análisis interno.

La planificación estratégica debe tener en cuenta el manejo de la incertidumbre y los riesgos que ella acarrea. Es por esto que debe ser un proceso flexible, siendo necesario el manejo de escenarios. Es conveniente tener presente que el resultado final de la planificación estratégica es un plan de negocios, el cual debe contar una historia de éxito. Debe ser un relato racional en el que se explique de forma clara qué pretende lograr la organización en un determinado plazo, qué objetivos desea y cómo los alcanzará. Debe ser una historia creíble, inspiradora y factible. Que sea compartida por todos los miembros de la organización. Es por ello, que es imprescindible involucrar a la mayor parte de los integrantes de la compañía en el diseño del plan de negocios, o por lo menos, a los sujetos claves de todos los niveles. Esto hará que exista el necesario sentido de pertenencia que resultará fundamental para llevar a cabo la ejecución del plan.

Es imprescindible entender que el plan estratégico más que un instrumento formal de la organización es un ejercicio de reflexión gerencial. Es un proceso que sirve a la empresa para entender su entorno, su realidad interna, sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Este posibilita realizar un esfuerzo mental en equipo que contribuye a la comprensión de dónde está y cómo se mueve el negocio. Ello permite entender cuál es el ecosistema de los negocios del que forma la empresa. Por tanto, el solo hecho de practicarlo de manera formal, consecuente y con seriedad, ofrece una oportunidad única de crear la sinergia necesaria para tener una visión del porvenir. 

El eje central del diseño de todo plan de negocios son las necesidades del cliente y cómo pueden ser satisfechas. La empresa existe para atender esas exigencias y deseos. Ella vive para resolver los problemas de los consumidores, más que para obtener ganancias. Esto último será una consecuencia si hace bien su trabajo. Si satisface a sus clientes y resuelve sus inquietudes, tendrá, con toda seguridad, beneficios. Si los atiende mejor que nadie, de un modo diferente y, además, les ofrece productos o servicios que superen sus expectativas, ello le será recompensado. En resumida cuenta, si entrega calidad, su rentabilidad debería reflejarlo. Claro está, esto no le asegura la supervivencia, pero sí le abre una buena posibilidad. En el mundo de los negocios nada está dicho, lo que abunda es la incertidumbre y los riesgos. 

Vale decir que el proceso de planificación es continuo y repetitivo. Se debe revisar de forma constante y cambiar en lo necesario cuando las circunstancias así lo exijan. Ningún escenario es estable, son más bien dinámicos y por ello pone en tela de juicio la permanencia del plan como tal. Cambios imprevistos del entorno obligan a modificar aquellos elementos del plan que son afectados. Pero incluso, en muchas oportunidades, es imprescindible variar el propio plan, sustituirlo por otro. Justamente, esa es la realidad con la cual convive el planificador. Un continuo ejercicio de modelación del futuro incierto, lleno de incertidumbre y competencia. Así pues, la empresa debe estar en todo momento preparada para responder ante las exigencias de su medio ambiente. Por tanto, el proceso estratégico debe formar parte de la cultura de gestión de los dirigentes empresariales.

Por último, la elaboración del plan de negocios debe ser un reto fundamental para la alta gerencia. Ese debe ser considerado un documento normativo que guía la acción de la organización. Es posible que la empresa funcione sin la existencia de un plan de negocio. Día a día podrá llevar a cabo sus procesos operativos rutinarios. También pudiera ocurrir que efectúe sus ventas, sus pagos y cumpla con los rituales propios de cada organización. Quién puede dudar de ello. Pero con toda seguridad, ante cambios repentinos, nueva competencia, modificación de las condiciones del entorno o cualquier otro movimiento imprevisto, tendrá muy poca capacidad de respuesta. Ello la colocará en una situación difícil, con poca posibilidad de responder a tiempo o con las medidas pertinentes. 

Sin el plan, la empresa muestra poco margen de maniobra para enfrentar esos eventos que siempre llegan. Justamente, la elaboración del plan de negocios es un mecanismo preparatorio que hace posible tomar las acciones en el tiempo preciso. El diseño del plan obliga a los líderes organizacionales a efectuar un recorrido mental que los coloca en una posición favorable ante potenciales momentos de turbulencia. Por tanto, un plan de negocio es una necesidad, más que un lujo intelectual. Toda empresa debería contar con este instrumento sin importar su tamaño.

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