LA ÉTICA
La ética ha sido vista por muchos como un campo
reservados para las discusiones académicas de filósofos y teólogos. Sin
embargo, la dimensión moral de la conducta humana ha sido estudiada por varias
disciplinas como la psicología, la educación y la filosofía entre otras. Esto
se debe al criterio compartido sobre el carácter racional de los humanos, su
capacidad para reflexionar sobre aspectos esenciales de la vida haciendo
distinciones entre el bien y el mal, en fin, su capacidad para vivir en función
de unos valores que son los que precisamente nos distinguen del resto del reino
animal.
El ser humano es un ente social, cuya forma cotidiana de vida exige el
intercambio de acciones, que afectan de una forma u otra a los demás miembros
del grupo, o lo grupos, con los cuales se interrelacionan. Estas acciones se
circunscriben al comportamiento, a la manera de entender y de interpretar las
circunstancias de los hechos a los cuales se responden. Además, está
influenciado por el marco histórico, lo prejuicios y las alternativas que la
sociedad ofrece a determinada circunstancia. Quiere decir esto, para tratar de
ser más claro, que en algún momento o situación, un hacer o dejar de hacer, es
aceptado, pero en otro no. Por ejemplo, en la época de la colonia tener a un
ser humano como esclavo era un hecho aceptado por la sociedad, era más bien
algo natural. Ello es inaceptable actualmente, y sería algo socialmente
aborrecido. Sería visto como algo antiético e inmoral.
Antiético e inmoral, es contrario a la ética y a la moral, como es obvio.
Pero, que son esos conceptos, cuál es su importancia, cómo afecta a la sociedad
y a quienes aplica. Son muchas dudas que pueden surgir en un mundo cada vez más
convulsionado.
Definición
En primer lugar, la ética es una disciplina de la filosofía, rama del
conocimiento que intenta adentrase en los aspectos más relevantes del saber
general humano. La ética también es conocida, siguiendo a Warburton (2000),
como filosofía moral. Según Rojas (2005) ética se “deriva de éthos que significa costumbre” (p. 121).
Es por ello que la ética es conocida como la ciencia de las costumbres, debido
a que se deriva de la naturaleza del hombre y de los medios ordenados a
conseguirlo, ya sea en razón del impulso motor de la conducta humana y de los
actos que la determinan. Ese mismos autor aclara que “podemos, pues, decir, que
la ética es el estudio racional y critico de los valores morales” (p. 122). La
ética tiene que ver con los actos, el carácter, el comportamiento y la persona,
como poseedor de los mismos. Su marco de estudio, además, tiene especial
interés en el análisis de la bondad o la maldad, llevada a cabo por los seres
humanos. Por su parte, Flores (2005), menciona que “la ética es la teoría o
ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. Es la ciencia de
la conducta humana” (p. 41). La ética es la ciencia y la moral es el objeto de
estudio.
La ética es un hecho racional, debido a que se basa en la razón para la
concepción de sus modelos de acción. El hacer el bien o el mal, como forma de
comportamiento, depende de actos racionales; quienes los ejecutan están conscientes
de sus actos y consecuencia, para ellos mismos y para con los otros.
La ética como ciencia, busca los conocimientos necesarios que permitan a
los seres humanos la mejor elección de comportamiento con el propósito de
preservar su estabilidad en sociedad, guiando o señalando el modo de cómo debe
actuar, para alcanzar el bien, la felicidad y evitar la autodestrucción
producto de actos alejados del sentido común. La ética de las guerras, en las
profesiones, en la familia, como individuos, lo que intenta al final es que lo
correcto se imponga. La ética en la guerra, por ejemplo, evita que un país
lance una bomba atómica sobre otro, debido a que impone restricciones morales
que frenar ese acto irracional.
En el ámbito profesional, la ética se encarga estudiar la conducta de los
seres humanos, en cuanto a las profesiones que ejercen, y cuál debe ser su
forma de actuar de manera tal que hagan lo correcto en lo que respecta a su
relación con las empresas o personas a las cuales prestan su apoyo, y ofrecen
sus conocimientos y habilidades.
Teorías éticas
La ética es una disciplina filosófica que se ocupa de la fundamentación
de las normas morales que rigen las acciones humanas y que intenta identificar
el valor del bien, su naturaleza y su relación con otras virtudes. La ética es
distinta a la moral, debido a que aquella se encarga de estudiar a esta última.
La moral, en resumida cuenta son las normas que rigen la conducta.
Existen varias teorías éticas que han sido desarrolladas a lo largo de la
historia. Algunas de ellas son: la tradición aristotélica, la hedonista, la
kantiana, la dialógica y el pluralismo ético. A continuación explican
brevemente cada una de ellas.
La
tradición aristotélica expresa que el principal propósito del hombre
es alcanzar su felicidad. Para esta, la ética es una reflexión de la acción
humana en la búsqueda de la felicidad, a través del desarrollo de las virtudes
morales y los hábitos. La vida en su praxi, en su accionar debe regirse por la
prudencia.
La virtud no es innata, es producto de la educación.
Proviene del resultado de un proceso constante. Un acto es bueno cuando conduce
al bienestar del ser humano. A su vez, el bien conduce a la felicidad y ésta es
producto de la sabiduría y de los buenos hábitos, que son el equilibrio de los
vértices de perfección entre los excesos y defectos.
La
tradición hedonista, parte de Epicuro de Samos. Esta corriente
establece que el móvil del comportamiento humano es el placer o goce, que
produce la felicidad. El hedonismo se basa en el individualismo. Esta corriente
se opone a la aristotélica porque concibe la felicidad como placer sensible.
El
utilitarismo, constituye una forma renovada del hedonismo, pero
ahora aparece en el mundo moderno de la mano de autores anglosajones y adopta
un carácter social del que aquel carecía. El utilitarismo puede considerarse
hedonista debido a que afirma que los que mueve a los seres humanos en su
accionar es la búsqueda del placer, pero considera que todos tienen unos
sentimientos sociales entre los que destacan el de la simpatía, que lleva a
caer en cuenta de que los demás también desean alcanzar el mencionado placer.
El fin de la moral es, por tanto, alcanzar la máxima felicidad, es decir, el
mayor placer para el mayor número de personas. Se observa en esta corriente,
que se deja de lado el impacto de la ética en el sentido individual y pasa al
hecho colectivo. Una acción ética es aquella que trae beneficio a la mayoría de
las personas involucradas, mientras que la acción moral es juzgada por sus
consecuencias, siendo la mejor la que trae menos costos y mas beneficios a los
que estén relacionados.
El
consecuencialismo, derivada del utilitarismo, y se basa el
hecho de que las acciones humana, cualquiera, se justifica si con ella se
optimizan los resultados del bien. Significa, que es válido decir “que los
fines justifican los medios”. Por ejemplo, bajo esta corriente ética, es
moralmente aceptable experimentar con un grupo de enfermos mentales nuevos
tratamiento médicos, que pueden ser mortales, pero ello permitiría desarrollar
medicamentos que salvaría la vida de millones de personas. Aquí el principio de
utilidad anula cualquier otro principio ético. Al ser humano que desee alcanzar
sus fines, su felicidad, le está permitido todo, se miden la consecuencia, lo
útil que esta pueda ser.
Con respecto a esta corriente, Ayllón (2006)
reflexiona, crudamente, lo siguiente:
Todas las acciones serán evaluadas en función
de sus consecuencias. Y si estas consecuencias han de ser favorables para la
felicidad general, esas acciones –sea la ejecución de inocentes, o el asesinato
y violación de niños- estarían justificadas. El consecuencialismo se convierte
así en la justificación fácil que permite comenzar cualquier guerra. Es la
justificación de las bombas sobre Hirosima y Nagasaki, por que –como se ha
dicho- abrasar a cientos de miles de japoneses evitó una guerra supuestamente
interminable, con innumerables bajas en el bando contrario. (p. 106).
La
ética kantiana, desarrollada por el filósofo Alemán Emmanuel Kant
(1724-1804), establece que la ética debe ser formal, es decir racional y
universal. A esta corriente se le conoce como ontológica del deber. El
mencionado autor, habla de tres (3) tipos de acciones, las cuales son:
contrarías al deber; las conformes al deber y las acciones por deber. Estas
últimas poseen valor moral, debido a
que parte de una máxima que es el imperativo categórico, las cuales debe
ejecutarse a toda costa y resulta en una regla para medir los actos humanos. Un
ejemplo de un imperativo categórico es “no robar”, “no matar”, ello debe
cumplirse en cualquier lugar, o momento. Los seres humanos están obligados a respetar
esas reglas como parte del deber moral. Rodriguez (2005) establece que esta
tradición contribuyo “positivamente al desarrollo de un entendimiento ético de
las obligaciones. Sus contribuciones más importantes podrían resumirse en dos:
primero, que las personas deben ser tratadas como fines…; segundo, el principio
del respecto por la dignidad del ser humano.” (p. 29). Entender al ser humano
como el centro de lo ético y objeto de la moral, es fundamental para el
desarrollo del mismo.
La
ética dialógica, que surge en la década de 1970, sostiene que las
normas morales son acuerdo basado en el diálogo y la argumentación. Prado
(2001), menciona que “la ética discursiva es una ética ´procedimental` que no
reflexiona sobre contenido morales –como haría la ética material-, sino acerca
de los procedimientos mediante los cuales podemos declara qué normas surgidas
de la vida cotidiana son correcta” (p. 26). Esta corriente se basa en el hecho
comunicativo para justificar un principio universal, el entendimiento lingüístico
como forma de intercambio social entre los seres humanos. En este sentido
Boladera (1993), menciona que” los juicios morales explican cómo se puede
resolver los conflictos de acción a partir de una comprensión racionalmente
motivada.” (p. 147). Esa motivación racional viene dada por la construcción del
diálogo entre las partes.
El
pluralismo ético tiene que ver con la idea asociada al pluralismo
ideológico, el cual establece lo beneficio de la coexistencia de diversas
convicciones éticas. Con respecto a este tema Hostal (1990), expresa que “el
pluralismo ético tiene su raíz en la pluralidad del sujeto ético: nadie puede
sustituir a otro en la tarea de vivir éticamente” (p. 32). Este mismos autor,
entiende al pluralismo ético como “el ejercicio ético en el que se asume la
existencia de diferentes sistemas morales en conflicto, para resolver dilemas
morales” (p. 218). La intolerancia, como antivalor que explica la falta de
aceptación de las ideas de otro, cuando son diferentes a las propias, es per se
contrario a la naturaleza del comportamiento ético y moral del ser humano.
Revisando
algunas corrientes o tradiciones éticas, se puede concluir que la ética, como es rama de la filosofía que estudia el
comportamiento o conducta del ser humano, encaminada hacia el bien, y es de
especial importancia para comprender las razones por la cuales los miembros de
la sociedad actúan de la forma como lo hacen y cuáles son elementos reguladores
de sus acciones, que permiten limitar los elementos autodestructivos de sus
actos.
La ética es un conocimiento de
la conducta propia dirigida a orientar la actividad humana hacia el bien,
evitando la destrucción. Por tanto, la ética es la ciencia de las acciones
humanas. Cada una de las tradiciones analizadas intenta, desde su perspectiva,
explicar diferentes modelos ético que explican el comportamiento humano, en el
marco de si fines.
La ética y el bien
La ética es la ciencia de la conducta, como lo define Ángel Martín
(2009). O como exactamente señala este autor: “La Ética tiene por objeto el
estudio y el análisis de la moral. La Ética no hace ni predetermina la moral:
se hace a partir de la moral, surge del análisis y reflexión sobre la praxis…”
(p. 21). Se entiende entonces que la ética es distinta a la moral, la primera
es la ciencia, la teoría, la segunda es la práctica el objeto de esa ciencia.
La ética se encuentra asociada a un elemento fundamental que la define y
es el “Bien”. ¿Qué es ser bueno o malo?, ¿cuando un acto es bueno o malo?
Mentir, por ejemplo, ¿siempre es malo? Si un desconocido se encuentra contigo
en una esquina, y viene huyendo de un asesino con un cuchillo, y se escabulle
por una calle a la derecha, luego el asesino te aborda y pregunta por dónde se
ha ido la persona que encontraste un minuto antes, ¿Qué harías? ¿Le dirías la
verdad, porque mentir es malo?, o ¿Le dirías que se fue por la izquierda y con
ello le salvarías la vida? ¿Sería en ese caso malo mentir, o sería bueno?
Entonces, ¿Qué es el bien?
De acuerdo a Marinoff (2007), la filosofía occidental propone tres
perspectivas de análisis de esta interrogante. La primera el naturalismos,
otra, el antinaturalismo y la última, la ética de la virtud.
Explica el autor antes mencionado que “el primer naturalista fue Platón.
Fundó la tradición idealista, que sostiene la existencia de una Forma
universal, que es la Bondad. Para Platón, una Forma es una idea, no cosa
material, aunque no por ello menos real” (p. 240). Este filósofo griego hace
una diferenciación del mundo de las apariencias y el mundo de las ideas. Las
cosas materiales, son copias defectuosas de las ideas, que son perfectas. La
bondad, el bien proviene del mundo de las ideas, por tanto los seres morales
deben copiar lo mejor posible ese ideal de bondad. La adquisición de
conocimiento, bajo la concepción platónica, es el mecanismo más apropiado para
que la copia del ideal de bondad sea cada vez más exacta.
Platón, pensaba que el conocimiento ético era parte de un proceso de
aprendizaje, por lo cual la bondad, la moral y el bien, no era un hecho innato,
sino que se adquirían por medio de la formación.
Por su parte, el antinaturalismo, siguiendo a Marinoff (2007), afirma que
en la naturaleza no hay nada que sea bueno o malo. Esta corriente establece que
no existen valores universales y que el bien o el mal, son nombres que se dan a
las cosas. Este autor expresa que
La moralidad, en la práctica, es limitada, personal
y subjetiva. No hay dos personas que se muestren completamente de acuerdo en
las reglas básicas, lo cual explica que entremos en conflictos con tanta
facilidad. (p. 242)
Una tercera forma de entender el “Bien” es la conocida “Ética de la
Virtud” de Aristóteles. Esta señala que la bondad es producto de las virtudes.
Si se enseñan las virtudes a los seres humanos, estos serán buenos. Por tanto,
el bien se asocia a la virtud. Una persona carente de virtud, jamás podrá ser
bueno, o mostrar bondad verdadera.
Elementos constitutivos de la ética profesional
La adquisición de un título universitario es el fruto de varios años de
esfuerzo a la obtención de conocimientos, habilidades y valores especificaos de
una disciplina. Este tiempo invertido para adquirir conocimientos específicos
distinguen a los profesionales con respecto al resto de los ciudadanos. Por
ello un arquitecto no puede recetar medicinas a un enfermo, ni un contador
podrá planificar la construcción de una obre de ingeniería. Lo adquirido en los
estudios universitarios distinguen a los profesionales aunque el fin último de
todas las profesiones, entre ella la del contador es la de servir a la
sociedad.
Desde el propio momento en que se recibe el título universitario se jura
cumplir los deberes inherentes a cada profesión. En ningún acto académico se
resalta los derechos que tienen los profesionales, puesto que precisamente lo
que adquiere todo egresado universitario es un compromiso; de allí el carácter
deontológico de la ética profesional. En este sentido se puede afirmar que el
primer deber que posee todo profesional está vinculado con el correcto
ejercicio de sus labores, significa que sea competente en lo que hace,
situación que redunda en el beneficio del colectivo.
Un segundo aspecto vinculado con la ética profesional está asociado el
concepto de autonomía moral. Al igual que el comportamiento moral de las
personas debe ser consecuencia de un proceso de reflexión individual y no es
producto del temor o complacencia con una determinada tradición de una
sociedad, se espera que los profesionales apliquen este mismo principio en
contextos particulares donde ejerzan sus funciones de trabajo. Todo profesional
enfrenta en diversas oportunidades de su vida dilemas éticos vinculados con su
trabajo, los cuales ameritan la toma de decisiones oportuna y autónomas como
parte del comportamiento mínimo que exige la ética profesional.
Tomar decisiones en función a lo lucrativo de la actividad profesional y
no de acuerdo a lo que es exigido por la profesión impide el correcto
cumplimiento de los deberes profesionales. Ellos es fundamental tenerlo
presente el Contador Público, más en esta época en la cual la “Contabilidad
Creativa” está cada vez más en boga en el campo empresarial. La profesión
contable debe ceñirse a la ética y a la moral, debido a que el resultado final
de esta actividad es información que terceros deben utilizar para la toma de
decisión, la cual debe estar basada en la verdad.
La autonomía profesional, asociada a la libertad (la libertad permita ser
autónomo), requiere de elevados niveles de solidez ética. Un profesional cuya
autonomía se vea amenazada tendrá dificultad para decidir qué hacer o no, lo
que pudiera arrastrarlo, por necesidades básicas, a estar de lado de lo
incorrecto, de lo injusto. Por tanto, autonomía, liberta y ética, están de la
mano.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en el desarrollo de la ética
profesional es la vinculación de la misma con la sociedad. La ética no debe ser
vista en una esfera ajena a la vida cotidiana. Por supuesto, esto no niega el
carácter su reflexivo y filosófico, pero poco serviría a los seres humanos, y
mucho menos en su dimensión profesional, si las disertaciones sobre el tema no
fuesen aplicable en al contexto social. Es imprescindible tener presente que el
compromiso social del ejercicio profesional amplia la visión sobre las
funciones que cada individuo debe cumplir en la sociedad. Pensar que el
profesional de la Contaduría Pública solo debe responder a un conjunto de
leyes, normas y principios que le son propios, puede resultar en una situación
en la cual si aporte social se vea minimizado a ser un operador egocéntrico y
egoísta, meramente pragmático. Sobre este aspecto menciona Hortal (2007):
Las profesiones, y con ellas la ética profesional,
corren el peligro de constituir un espacio segregado, alejado de las
necesidades sociales, para crear un mundo planamente autónomo, al margen de los
que la sociedad necesita de ellas, o de la escases de recursos con que cuenta
para financiar sus actividades (p. 35)
Los mecanismos de implantación de los códigos de ética profesional si
bien son importantes, distan de ser suficiente. Ellos pueden ser violados por
profesionales cuya estructura ética y moral no estén suficientemente
amalgamadas. Ello se comenta, con el propósito de no hacerse falsas
expectativas con esto instrumentos normativos de la sociedad moderna. Siempre
la reflexión filosófica, moral y espiritual será fundamental para alcanzar el
objetivo del hombre (y mujeres), el profesional y la sociedad ética.
La moral
Un concepto íntimamente relacionado con la ética es la moral. Esta, de
acuerdo a Gálvez (2007), citando a Paul Faulquié “…es la teoría razonada del
bien y del mal” (p. 17). El mencionado autor señala que la moral es un hecho
normativo, debido a que establece las normas que aclaran lo que resulta bueno y
lo que es malo, en el comportamiento humano en sociedad. La moral permite
determinar lo que se debe hacer y lo que no; lo permitido y lo prohibido, desde
la perspectiva del fenómeno social. La moralidad, por tanto divide los actos en
buenos y malos.
La moral establece las reglas y principios que deben seguirse y por los
cuales se juzga a un individuo. Por tanto, la moral orienta la conducta del ser
humano de forma directa, debido a que establece los puntos de perspectiva que
permiten determinar, en circunstancias cotidianas, que acciones son buenas,
malas, correctas o incorrectas y cual es el impacto de las mismas. Por ejemplo,
un Contador Públicos, ante la posibilidad de aplicar elementos de la
contabilidad creativa, está en capacidad de evaluar, desde el foco moral, hasta
que punto ello es correcto para los usuarios que requieren el manejo de la
información que él suministra.
Al igual que la ética, la moral parte de la premisa básica de la
racionalidad. Esas reglas y principios están íntimamente relacionados con las
costumbres y la conducta que los seres humanos tienen en sociedad. El autor Ángel
Martín (2009), señala que “la moral como un sistema de normas, preceptos y
deberes que regulan los actos humanos individuales y sociales en función de la
bondad o malicia de los mismos” (p. 21). La moral por tanto, es un hecho
fundamental para la vida en sociedad, debido a que ella crea el marco de
tolerancia que hace posible la concertación las condiciones mínimas de
aceptación del otro. Las normas, leyes, costumbres y respeto, son elementos
fundamentales de la moral.
La moral, como lo menciona Loada (2006), es el “arte de vivir”. Para este
autor, la moral es un arte, distinto a la ética que se define como una ciencia,
la que estudia el comportamiento. El arte se puede definir como “el conjunto de
conocimientos teóricos y técnicos, las experiencias y las destrezas que son
necesarias para desempeñar con maestrías una actividad” (Loada, 2006: p. 17). La
moral, busca que el ser humano cumpla con principios básicos que le permitan
vivir bien, en armonía, en equilibrio, tanto físico como espiritual. Que tenga
su “conciencia tranquila”. Por medio de la moral es posible tener el
conocimiento necesario para saber que hacer o evitar de forma inteligente, que
permita a los seres humanos conservarse y vivir felices en sociedad.
La moral exige obligaciones, las cuales son las necesidades de hacer o de
evitar ciertas acciones que impidan la armonía social y la felicidad, fin
último de cada ser humano.
Según Gálvez (2007), la moral tiene dos perspectiva de estudio, uno
material y otro formal. Para este autor “el objeto material de la moral son las
costumbres y la conducta humana. El objeto formal…es el conjunto de leyes que
deben informar y orientar la actividad humana” (p. 16). Los Códigos de Ética
profesionales, representan el aspecto formal de la moral.
Un aspecto importante de la moral es el deber, que es en definitiva la
necesidad de realizar una acción con respecto a la ley. Este es un mandato
incondicional de hacer algo (Rojas, 2005). Este mismo autor menciona que
existen mandatos condicionales, lo cuales Kant los denominaba “imperativo
hipotéticos”, mientras que el deber es un “imperativo categórico”, lo cual
significa que es un hecho incondicional, como ya se ha mencionado. (Ibídem).
Todo sujeto posee un deber moral, pero también tiene un conjunto de responsabilidades.
Al respecto Rojas (2005), explica que la responsabilidad
significa que podemos responder por lo que hacemos o
dejamos de hacer. Más estrictamente, la responsabilidad implica que el ser
humano actúa de forma consciente, que elige el curso de acción a seguir y que
puede asumir las consecuencias que se siguen de su acción.
Por tanto, la responsabilidad está asociada a la capacidad que poseen los
seres humanos de actuar racionalmente, conscientes de sus actos y de las
consecuencias de los mismos, por lo cual está atento al bien o el mal que
causan y a los principios y valores que guían su acción. Son entonces, sujetos
del hecho moral.
A la pregunta, ¿Cuál es la razón de que sólo al ser humano pueda
atribuírsele conducta moral? (o inmoral). A esta pregunta Rojas (2005) responde
que “la razón es fundamental: sólo el ser humano es responsable de los que hace
o deja de hacer” (p.122). Por tanto, la moral es un hecho de responsabilidad.
Se es moral o inmoral, debido a que los seres humanos, como dueños de sus
actos, asumen pleno compromiso de los mismos. Un delincuente, los es por su
propia responsabilidad, más allá de escusa de la influencia social o de un
ambiente que le fue poco propicio.
La moral depende de la decisión que tomen los seres humanos. Está
asociado a las diferentes opciones que se seleccione. Siempre existe la
posibilidad ante determinada situación decir “no” o “si”, de ello es
responsable el ser humano. Ante la posibilidad de cometer un hecho de
corrupción, el involucrado puede decir “no” o decidir incurrir en él. La
moralidad es por tanto un hecho asociado a la libertad.
Sin libertad no existe moralidad, ello lo afirma Rojas (2005), quien dice
que “para que exista la moral se requiere que exista la responsabilidad y para
que exista responsabilidad se requiere que existe la libertad” (p. 123). La
responsabilidad y la libertad son un binomio imprescindible y ellos propician
los valores éticos. Libertad para decidir y responsabilidad por los efectos de
las decisiones.
La ley como instrumento de la moral
Los seres humanos en el marco de su intercambio social establecen los
mecanismos formales para que dichas relaciones ocurran en armonía y en el
respeto de las diferencias existentes. Dentro de esos mecanismos se tiene el
diseño e implantación de las leyes. “La ley es el conjunto de normas y
preceptos que tiene por objeto el bien común y cuanto se refiere a la defensa,
conservación y desarrollo de una colectividad” (Martín, 2009: p. 67). Son
entonces, las leyes el marco regulador que permite el bienestar social, la
justicia y la igualdad, entre los integrantes de una sociedad. Por ejemplo, la
existencia de la leyes permite que un hombre de dos (2) metros, físicamente
dotado, no someta a otros de metro y medio, con poca fortaleza física. Éste
último cuenta con la ley para estar seguro que la fuerza física de uno no sea
un elemento determinante en la vida del otro. Si uno abusa del otro, el
afectado puede recurrir a la ley para que se haga justicia.
La ley humana, se sobrepone a la ley natural, en la cual se establece la
preeminencia del más fuerte. Las leyes humanas, parten del principio del deber,
la cual se hace ley. El ordenamiento jurídico es fundamental para la
constitución y organización de la sociedad en su conjunto. La existencia de la
sociedad, como sumatoria de individuos, con costumbres, intereses y objetivos
distintos, solo es posible por existencia de un sistema legal de aceptación
general. Sin ella, la convivencia social fuese anárquica, violenta, casi
imposible. En la ley natural, la libertad es sometida a la necesidad; impera el
ser y no el deber-ser.
Con respecto a la relación de las leyes y la moral, Martín (2009),
menciona que “del orden moral se dice lo bueno y lo malo; del jurídico, lo
licito y lo ilícito” (p. 67). Ambos sistemas comparte el orden, la organización
y la estabilidad, tan necesaria para la convivencia colectiva. Lo bueno es
licito, lo malo ilícito, todo ello tiene un precio. Lo bueno y lo lícito,
merece reconocimiento y aceptación. Lo malo e ilícito, sanción y rechazo.
La importancia de la ética y la moral en el ejercicio contable
La ética y la moral son de suma importancia para el profesional de la
Contabilidad, debido a que siendo esta una actividad en la cual se presta un
servicio para el manejo de información de terceros, la cual debe basarse en la
sinceridad, pulcritud, confiabilidad y transparencia para su procesamiento, y
presentación.
Por tanto, la observancia de los principio y valores morales deben ser
una forma de vida para el Contador Público. Muchos interesados legítimos
dependen de la verdad que las cifras indiquen, por tanto los profesionales de
la contabilidad deben ser íntegros, éticos y con alto sentido moral, para no
afectar a los usuarios de la información contable.
Buena parte de la económica depende de la información que presenten los
Contadores Públicos, lo cual resulta en una gran responsabilidad para estos
profesionales, quienes deben estar consciente de ese hecho y de las
implicaciones que los actos fraudulentos pueden tener para el colectivo que
confía en ellos.
El debe principal de todos Contador es la proporcionar información
confiable. Por tanto, esa debe ser su responsabilidad principal, más allá de
presiones e intereses particulares que pretendan desviar su acción moral.
Conclusiones
La ética, como rama de la
filosofía que estudia el comportamiento o conducta del ser humano, encaminada
hacia el bien, es de especial importancia para comprender las razones por la
cuales los miembros de la sociedad actúan de la forma como lo hacen y cuáles
son elementos reguladores de sus acciones, que permiten limitar los elementos
autodestructivos de sus actos.
La ética es un conocimiento de
la conducta propia dirigida a orientar la actividad humana hacia el bien,
evitando la destrucción. Por tanto, la ética es la ciencia de las acciones humanas.
Por su parte, la moral establece las reglas y principio que deben
seguirse y por los cuales se juzga a un individuo. Al igual que la ética, la
moral parte de la premisa básica de la racionalidad. Esas reglas y principios
están íntimamente relacionados con las costumbres y la conducta que los seres
humanos tienen en sociedad.
Los seres humanos deben ser
responsable de sus actos y asumir la consecuencia que los mismos acarrean. Es
fundamental que esos actos estén sujetos a la moral, y los principios y valores
asociada a ella. Ello permitirá una sociedad más justa, más feliz y más
estable.
Igual ocurre con los
profesionales de la Contaduría Pública, como miembro de la sociedad y seres
humanos en sí. Sus actuaciones deben estar apegadas a la moral, a los
principios de honestidad e imparcialidad. Aferrados a los valores fundamentales
de la ética. Siendo su norte, la presentación de información confiable,
ajustada a la verdad y a la transparencia, bajo cualquier circunstancia.
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